La crisis actual ha reavivado un debate que ya llevaba años encima de la mesa: la importancia de implantar el teletrabajo. Numerosas empresas y entidades se han visto obligadas a adaptarse de forma precipitada a esta solución que, por cultura, hábitos y medios, podría ser ya algo habitual y sencillo.
Otras, sin embargo, disfrutan de los beneficios de tener los deberes hechos. Sus trabajadores continúan su actividad habitual desde sus casas, sin que el cambio haya supuesto ningún problema o contratiempo.
Analizamos situación actual del teletrabajo en España, las ventajas que tiene a nivel económico, social y medioambiental y el papel de la tecnología para hacerlo realidad.
Las cifras del teletrabajo
El término teletrabajo nos remonta a los Estados Unidos de la década de los 70. Fue allí cuando, en 1973, el físico Jack Nilles propuso “llevar el trabajo al trabajador y no el trabajador al trabajo”, con el objetivo de reducir los traslados en coche y, por consiguiente, el consumo de combustible.
Sin embargo, la tecnología de aquel entonces no facilitaba en gran medida trabajar desde casa. Fue dos décadas más adelante cuando el uso más democratizado de los ordenadores personales y de internet permitió que la idea fuese tomando forma. Algunas empresas empezaron a implantarlo, sobre todo en EE.UU. Hoy, los medios y las infraestructuras hacen que el teletrabajo sea algo al alcance de la mayoría de las empresas de los países desarrollados. Los impedimentos suelen ser más de tipo organizativo y cultural.
En España, la cultura del teletrabajo ha ido cobrando fuerza en los últimos años. En el cuarto trimestre de 2019, el 7,9% de los ocupados teletrabajó en algún momento, según datos de Adecco. Equivale a un millón y medio de personas y supuso un máximo histórico en nuestro país, con un incremento interanual de cuatro décimas.
La comunidad en la que más trabajadores realizaron sus tareas a distancia fue Galicia. En total, un 10,3% lo hicieron ocasionalmente o más de la mitad de los días. Le siguen Extremadura, con 10,2% y Cataluña, con un 9,3%. Al otro extremo de la balanza se sitúan Asturias, País Vasco y Canarias (con un 6,8%, 6,8% y 6%, respectivamente).
Más al norte
Esta realidad, que en España va cogiendo fuerza, está más implantada en otros países de Europa. Datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y Eurofound señalan que, ya en 2017, el 37% de los trabajadores de Dinamarca desempeñaba sus tareas desde casa (al menos ocasionalmente).
El estado escandinavo encabezaba así la lista de países en los que el teletrabajo está más implantado. Le seguían Suecia, con un 33%, Holanda, con un 30%, Reino Unido, con un 26% y Francia, con un 25%.
Ventajas de trabajar a distancia
En los últimos años, la presión por parte de los trabajadores para implantar el teletrabajo ha crecido de forma exponencial. Detrás hay varios motivos: uno de ellos, un cambio de mentalidad. Las nuevas generaciones, acostumbradas a utilizar la tecnología en su día a día, demandan jornadas y hábitos más flexibles que les permitan llevar otro estilo de vida.
Otro, la mejora de estas tecnologías. Su desarrollo ha hecho que prácticamente cualquier tarea que se realice en una oficina pueda hacerse, con la misma calidad, desde otro lugar.
En tercer lugar, los defensores del teletrabajo señalan una serie de ventajas tanto para los trabajadores como para la empresa. Estas son algunas de las principales:
- Sociales: conciliar la vida laboral y profesional es más sencillo cuanto más flexible sea la jornada. En los últimos años, la legislación se ha adaptado para favorecer que familias con hijos o trabajadores con personas a su cargo tengan más facilidades para atender a sus responsabilidades.
- Para el medioambiente: uno de los principales problemas a los que se enfrentan las grandes ciudades hoy es la congestión del tráfico, que acarrea graves problemas a nivel medioambiental. Un estudio realizado por la Fundación Másfamilia (con datos derivados de la Encuesta de Movilidad en Día Laboral realizada en Barcelona en 2017) señala que la implantación del teletrabajo podría reducir en unos tres millones de toneladas las emisiones anuales de CO2 a nivel estatal.
- De reducción de costes: además de los gastos derivados del transporte hacia y desde el trabajo, el teletrabajo puede ayudar a reducir costes a las empresas. Empezando por los derivados de las oficinas y su mantenimiento. Todo parece indicar que gracias a los digital workplaces las oficinas pasarán a ser, en un futuro, espacios más reducidos y democráticos, en los que no habrá escritorios fijos, sino zonas para celebrar reuniones y realizar tareas colaborativas
- Para mejorar el ambiente laboral: al aumentar la calidad de vida de los trabajadores y mejorar su percepción de la empresa, se reduce el absentismo laboral, crece la productividad y se atrae talento joven.
Tecnología para el teletrabajo
A priori, para trabajar desde casa solo hace falta un ordenador, red de datos estable y electricidad. Aunque, para ser más productivo, se recomienda también contar con un espacio limpio y ordenado solo para trabajar, con mobiliario ergonómico y ambiente tranquilo.
En los últimos años se han desarrollado numerosas herramientas tecnológicas para compartir información y recursos, organizar y monitorizar tareas, comunicarse y realizar reuniones y videollamadas.
A medida que el teletrabajo se ha ido imponiendo, se han creado también herramientas para gestionar tiempos y organizarse. Apps o programas que resultan muy interesantes para ser productivo lejos de jefes y sin la presión de los horarios estipulados. Hacemos un repaso de las más interesantes:
- Compartir información y recursos: Google Drive, Dropbox, Pocket e Issuu
- Organizar y monitorizar tareas: Asana, Trello y Smartsheet
- Comunicarse y realizar videollamadas: Skype, Hangouts, Slack, Zoom y Microsoft Teams
- Gestionar tiempos, organizarse y concentrarse: Google Calendar, Google Keep, Forest o Tomato Timer.
En los últimos años, numerosas empresas han hecho uso de estas herramientas y muchas otras (en algunos casos, de desarrollo propio) para colaborar entre oficinas en diferentes localizaciones o permitir que sus trabajadores realicen sus tareas desde casa.
Puede que la crisis provocada por el COVID-19 este 2020 consiga que, por fin, muchas otras implanten también esta metodología y apuesten por la flexibilidad en su día a día.
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