Teletrabajo: pasado, presente y futuro

Hoy en día, oír hablar de teletrabajo no es algo extraño. Cada vez son más las personas que trabajan remotamente desde sus casas. De hecho, según el Instituto Nacional de Estadística, el 27% de las empresas españolas cuentan con trabajadores que realizan su labor fuera de sus oficinas.

Sin embargo, el término teletrabajo se remonta a muchos años atrás, cuando los ordenadores personales aún eran una utopía y lo más de lo más en las oficinas era una fotocopiadora o, con suerte una máquina de fax.

La historia del teletrabajo

El término teletrabajo fue acuñado por primera vez por el físico estadounidense Jack Nilles en 1973, en plena criss del petróleo de los 70. Jack buscaba una solución para reducir el consumo de combustible producido en los traslados desde el hogar al lugar de trabajo y viceversa. Su propuesta fue “llevar el trabajo al trabajador y no el trabajador al trabajo”.

Lógicamente, a mediados de los 70. la tecnología necesaria para ello aún no existía o no estaba lo suficientemente extendida. Internet, por ejemplo, estaba aún en pañales. De hecho, tal como la conocemos no existió hasta 1990, cuando el CERN de Ginebra creó el lenguaje HTML y el primer cliente web.

En cuanto a los ordenadores personales, no fue hasta los 80 que empezaron a extenderse. Para que os hagáis una idea, el Apple II data de 1977, mientras que el primer PC de IBM es de 1981.

Fue con la expansión de internet y de los ordenadores personales en los 90 cuando el teletrabajo empezó a ser factible tecnológicamente, sobre todo en Estados Unidos, y muchas empresas comenzaron a utilizarlo. Incluso las autoridades empezaron a promoverlo.

En San Francisco, por ejemplo, a mediados de los 90 se favorecieron con exenciones fiscales a las empresas con al menos un 25% de su personal trabajando remotamente. En España, en el año 2006 se puso en marcha el Plan Concilia, cuyo objetivo era establecer medidas para conciliar la vida laboral, familiar y personal a través del teletrabajo.

El teletrabajo hoy

Teletrabajo

Ya hemos comentado que, actualmente, el 27% de las empresas españolas tienen al menos a algún trabajador o colaborador que realiza su labor remotamente, ya sea desde su hogar, desde su propio despacho o incluso desde cualquier lugar con conexión a internet. Esas cifras están muy alejadas de la media europea, que se sitúa en un 35%, mientras que en Estados Unidos o Reino Unido esos datos son aún mayores.

Sin embargo, a pesar de esos datos, el teletrabajo está creciendo a buen ritmo en nuestro país. Hace un año, por ejemplo, solo el 13% de las empresas fomentaban políticas de trabajo flexible, mientras que en 2006 esa cifra estaba en el 7%. Y es que el teletrabajo ofrece muchas ventajas tanto para el trabajador como para el empresario.

Según datos del INE, trabajar en casa aumenta la productividad hasta un 25% y, además, el trabajador dedica un 11% más de tiempo a trabajar. También supone un sensible ahorro de costes para la empresa a nivel de infraestructura y una facilidad para la expansión geográfica.

Teletrabajo

Para el trabajador las ventajas también son notables. La primera gran ventaja es el tiempo ahorrado en desplazamientos, aunque también se valora la flexibilidad del horario, un menor estrés y la posibilidad de conciliar la vida familiar. No en vano, según el Libro Blanco del Teletrabajo, el 57% de los empleados quieren una implantación de este tipo de fórmulas.

Entre los inconvenientes se encuentran aspectos como el menor trabajo en equipo, una falta de ambiente laboral y el posible aislamiento de los trabajadores, quedándose fuera de ciertas dinámicas que sí se dan en la oficina. Otros aspecto a tener en cuenta es la sensación de menor control sobre el empleado y la dificultad para mantener reuniones, aunque como veremos a continuación, la tecnología ha ayudado mucho a mejorar el teletrabajo.

Las herramientas básicas del teletrabajador

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La herramienta básica para un teletrabajador es un ordenador con conexión a internet. Básicamente, eso es todo lo que tiene cualquier otro trabajador en la oficina, por lo que la mayoría de herramientas que se emplean tienen que ver con la comunicación. Veamos brevemente las más relevantes:

  • El correo electrónico: Sigue siendo el pilar de las comunicaciones en internet, aunque cada vez más esta siendo desplazado por la mensajería instantánea o un un sistema mixto, que ofrece una comunicación más inmediata y fluida. En esa línea, Google Groups ayuda a organizar grupos de trabajo, mientras que chats como Hip Chat permite crear salas de chat personalizadas y privadas.
  • Videoconferencias: Actualmente es la forma de telepresencia que existe, y aunque no forma parte del día a día del teletrabajador, es muy útil para reuniones y decisiones importantes. Skype o Google Hangouts ofrecen videoconferencias de forma sencilla y gratuita, pero hay herramientas de telepresencia mucho más potentes, como por ejemplo la de la imagen, que ofrece la empresa Teliris.
  • Herramientas de trabajo colaborativo: Es habitual que varias personas deban trabajar conjuntamente en la redacción de un documento, y es por eso que resultan muy prácticas las herramientas de trabajo colaborativo como Google Drive, por citar la más común, aunque existen versiones mucho más potentes enfocadas a la empresa.
  • Recursos compartidos: las grandes empresas tienen sus propias redes y sistemas de almacenamiento en red para que cada trabajador pueda acceder a recursos compartidos, incluso remotamente gracias a VPNs, pero en empresas más pequeñas es habitual es uso de servicios como Dropbox, Box, Google Drive o OneDrive de Microsoft, que permiten compartir y sincronizar archivos fácilmente.
  • Software específico: lógicamente, si la empresa utiliza en su oficina un software específico de gestión, el teletrabajador deberá contar con ese mismo software en su puesto de trabajo, adaptado si fuera necesario para trabajar remotamente.
  • Herramientas de monitorización: que sirven para controlar el tiempo que el trabajador está conectado a las aplicaciones de trabajo y el lugar desde el que accede.

El futuro del teletrabajo

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Aunque actualmente el teletrabajo aún sea cosa de unos pocos, es algo que inevitablemente se irá extendiendo a medida que las empresas pierdan el miedo a no tener un control directo sobre el trabajador, ya que existen muchas maneras de controlar a los empleados que trabajan fuera de la empresa, y descubran los beneficios que les reporta tanto en aumento de la productividad como en ahorro de costes.

De hecho, en muchas oficinas ya se trabaja de forma similar aunque los empleados se encuentren físicamente en el mismo edificio, ya que la mayoría de las gestiones y las comunicaciones se realizan desde el propio puesto de trabajo con las mismas herramientas que usa el teletrabajador.

Por otro lado, cada vez son más las personas que deciden autoemplearse y trabajar desde sus hogares ofreciendo servicios a terceros. Diseñadores, traductores, escritores, periodistas, asesores, contables… son muchos los servicios que se pueden ofrecer remotamente y con un coste menor gracias al teletrabajo.

Quizás el punto de inflexión que marcará el auge definitivo del teletrabajo sea la telepresencia, que ahora se reduce a videoconferencias a menudo inestables y de baja calidad cuyas alternativas pueden ser costosas de implementar. Aunque sobre eso hablaremos largo y tendido en un próximo artículo.

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