A principios de 2022 se publicó un hito científico fascinante que pasó prácticamente desapercibido. Se había conseguido, por primera vez, capturar en directo qué hace el cerebro durante la muerte… Y lo que se descubrió es asombroso.
Fue el 22 de febrero cuando se publicó un estudio en la revista Frontiers in Aging Neuroscience que contenía uno de los sucesos científicos más increíbles, conseguido por pura casualidad. En un hallazgo inesperado, descubierto casi por error, se pudo ver qué ocurre en el cerebro en el momento de fallecer.
Índice
- Qué pasa cuando morimos
- Cómo se comporta el cerebro: qué hace y qué sucede en su interior
- La captura del momento en un TAC
Qué pasa cuando morimos
El equipo de neurología de Raúl Vicente y Michael Rizzuto no esperaba lo que les iba a suceder. Era otro día cualquiera, en el que estaban realizando un estudio sobre la epilepsia en la Universidad de Tartu, en Estonia. Y mientras examinaban el encefalograma de uno de los sujetos, un hombre de 87 años, este sufrió un infarto de miocardio.
Durante todo el proceso, en el que no se le pudo salvar la vida finalmente, se siguió grabando qué pasaba en el cerebro, capturando en tiempo real qué hacía mientras el hombre moría. En total se registraron 900 segundos, y el equipo de investigación se centró en examinar a fondo qué ocurrió durante los 30 segundos inmediatamente anteriores y posteriores a que el corazón dejara de latir. Y, al parecer, el mito tiene algo de verdad: es muy probable que la vida y los recuerdos pasen ante nosotros una última vez.
Cómo se comporta el cerebro durante la muerte
Concretamente, y según el doctor Ajmal Zemmar, otro de los organizadores del estudio, sucedió esto con el sujeto estudiado: “Justo antes y después de que el corazón dejara de funcionar, observamos cambios en una banda específica de oscilaciones neuronales, las llamadas gamma, pero también en otras como las oscilaciones delta, theta, alfa y beta”. Esas oscilaciones, también llamadas ondas cerebrales, son patrones rítmicos de actividad cerebral que están presentes en humanos vivos.
Esto supone varias cosas:
En primer lugar, que el cerebro, en el momento de la muerte, sigue vivo y actuando unos instantes después del momento en el que consideramos que la vida termina. Del mismo modo, las oscilaciones implican que este órgano sigue ejecutando funciones cognitivas elevadas. Especificamente, nos referimos a las relacionadas con la concentración, el sueño, la meditación, el recuerdo, el procesamiento de la información, la percepción consciente… y también las asociadas a los flashbacks de la memoria.
¿Qué quiere decir eso? Aunque no es posible todavía hackear el cerebro y averiguar exactamente qué implican en la práctica esas ondas (a menos que un sujeto consciente describa qué piensa o hace mientras se capturan), Zemmar tiene una hipótesis:
“A través de la generación de oscilaciones implicadas en la recuperación de la memoria, el cerebro podría estar reproduciendo un último recuerdo de acontecimientos vitales importantes justo antes de morir, similar a los que se registran en las experiencias cercanas a la muerte”.
Si eso es así, esa leyenda clásica de que la vida pasa por delante de nuestros ojos en el último instante puede ser cierta. La cuestión clave es que parece que el cerebro sabe qué tiene que hacer en ese momento, y tiene dispuesta una respuesta biológica, clara y premeditada. Es más, este fascinante hallazgo coincide con las mediciones de ondas gamma que también se han medido en otros estudios con animales, como ratas, dentro de entornos controlados. Eso implicaría que es un proceso que podría ser común entre especies, al menos las de mamíferos.
Del mismo modo, el doctor Zemmar sostiene que esto puede cambiar nuestra concepción de la muerte. Según él, mientras nuestros seres queridos tienen los ojos cerrados y están en sus últimos instantes (incluyendo aquellos instantes posteriores, en los que su corazón ya ha dejado de latir), el cerebro podría estar recordando algunos de los mejores momentos de la vida.
Ante estos descubrimientos, y en un momento de gran interés sobre cómo funciona un órgano tan básico, o sobre cómo crear uno tecnológico, el equipo de este neurólogo quiere seguir estudiando más a fondo qué ocurre con el cerebro durante la muerte, aunque eso puede suponer un reto importante.
Cómo se ha podido capturar el momento en un TAC
La cuestión principal de la dificultad viene dada porque el descubrimiento fue fruto del azar. Obviamente, no estaba previsto que la persona conectada al escáner sufriera un infarto en ese momento y falleciera.
Es por eso que recoger datos de un momento tan fugaz supone un reto en humanos que, de hecho, hasta ahora no había sucedido.
Del mismo modo, el propio equipo de neurólogos advierte que las conclusiones deben tomarse con cuidado. La interpretación de lo que está pasando al emitirse ciertas ondas cerebrales al morir (especialmente, las gamma) es una especulación basada en la experiencia, pero no confirmada plenamente.
Además, los datos tomados corresponden a un cerebro enfermo de epilepsia, afectado por inflamación y el daño. Es por eso que la lectura de los resultados también es complicada y debe tomarse con precaución.
Sin duda, es la primera vez que se tienen datos de qué hace el cerebro durante la muerte, más allá de las narraciones de quienes han vivido algo cercano a la muerte y pueden contarlo. Eso abre nuevas posibilidades para comprender qué ocurre realmente y afrontar el último momento con un poco más de certeza.
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