En 1980, los investigadores Luis y Walter Álvarez -padre físico y premio Nobel, e hijo geólogo- publicaron un artículo científico en el que planteaban una nueva hipótesis sobre la extinción de los dinosaurios: el impacto de un asteroide habría desencadenado la catástrofe y desaparición de estos reptiles 66 millones de años atrás.
La génesis de lo que pasó a la historia como la Hipótesis de Álvarez tuvo lugar en el centro de Italia. Allí los dos investigadores organizaron una expedición para estudiar una pequeña capa oscura insertada entre las rocas. Fue el comienzo del descubrimiento de uno de los mayores cataclismos que ha sufrido nuestro planeta en su historia geológica.
Índice
- Cómo sabemos dónde y cuándo cayó el asteroide
- El cráter de Chicxulub
- Qué sucedió y qué generó
- Animales que se extinguieron
Cómo sabemos dónde y cuándo cayó el asteroide que acabó con los dinosaurios
A lo largo de las eras geológicas, las rocas se asientan para formar capas en eventos sucesivos, como los volcánicos, o mediante la deposición de material procedente del viento y el agua. En ellas se inmortaliza la historia geológica del planeta, y ahí se encuentran también los fósiles de los seres vivos que la poblaron y las huellas de los sucesos que llevaron a su muerte.
Pues bien, esa fina capa de roca oscura estudiada por los Álvarez correspondía precisamente a uno de estos cataclismos. En los estratos subyacentes más antiguos, los del Cretácico, había muchos fósiles que en las capas superiores, las del Paleógeno, ya no estaban. Esa línea oscura marca el llamado límite K-T, que separa las dos eras, y que también parece coincidir con una gran extinción masiva, en la que desapareció casi el 80 % de las especies de la Tierra, incluida la mayoría de los dinosaurios.
Además, los Álvarez descubrieron que esta fina capa de roca era muy rica en iridio, un elemento químico muy presente en los núcleos de los planetas, pero que es muy raro de encontrar en la superficie. De hecho, el iridio es un metal tan pesado que se hunde hacia el núcleo cuando se forma un planeta. La cantidad extremadamente alta de este elemento presente en el límite K-T y la delgadez de la capa de arcilla, fruto de un depósito formado en poco tiempo, llevó a una sola conclusión: el iridio llegó a través de un impacto planetario.
El cráter de Chicxulub
Ya en la década de 1950, la empresa petrolera mexicana Pemex, al sondear el océano alrededor de la península de Yucatán, había detectado una extraña estructura circular de unos 200 kilómetros de diámetro. Inicialmente, la comunidad científica se inclinó más a considerarlo un enorme cráter de origen volcánico. Más tarde, al estudiar las rocas lunares recolectadas por las misiones Apolo, se entendió que los impactos planetarios podrían desempeñar un papel en la historia geológica del Sistema Solar.
Así, se volvió completamente legítimo imaginar el impacto de un gran asteroide en la Tierra, así como relacionar a él la extinción de los dinosaurios. En un estudio de 1991, por primera vez se afirmó oficialmente que Chicxulub podría ser la consecuencia de uno de estos impactos. El cráter casi no es visible sin la ayuda de técnicas especiales, pero hay muchas pistas que sugieren su génesis:
- En primer lugar, en los alrededores se encuentran muchas rocas vitrificadas, fundidas por la energía del impacto y luego enfriadas rápidamente.
- Hay también tectitas, rocas que se licuaron y salpicaron durante el impacto y luego volvieron a solidificarse en forma de gota.
- Y tenemos una línea de cenotes (fosas circulares) que sigue el borde del cráter: el impacto habría debilitado la roca provocando la formación de estas estructuras.
Qué sucedió y qué generó
El asteroide que terminó con los dinosaurios debió de tener entre 10 y 80 kilómetros de diámetro, un tamaño suficiente para desencadenar un cataclismo global. Cuando chocó contra la Tierra tuvo que producirse un terremoto de 10 grados de magnitud, acompañado de un tsunami con olas de cientos de metros de altura que alcanzaron las costas de California y Texas, ahora en Estados Unidos.
Algunos modelos nos dicen también que la inmensa roca podría haber impactado con un ángulo de entre 45 y 60 grados, el más violento, capaz de provocar la extracción de una gran cantidad de material de las rocas subterráneas. Y, de hecho, este fue uno de los mayores problemas. La geología del Yucatán es rica en azufre y carbono, elementos que, una vez liberados en la atmósfera, habrían desencadenado un enorme efecto invernadero en los siglos venideros.
A esto se habrían sumado incendios que se extendieron por todo el planeta debido a la energía desatada por el impacto. Además, el asteroide también habría levantado una gran cantidad de polvo capaz de envolver todo el planeta durante meses. Esto provocó un enfriamiento global y una reducción de la luz solar. Por consecuencia directa, la mayoría de las plantas murieron.
Animales que se extinguieron
La extinción masiva del Cretácico-Paleógeno, también llamada evento K-T, condujo a una reducción dramática en la cantidad de especies presentes en el planeta. Además de los dinosaurios, aproximadamente el 80 % de la fauna continental y marina desapareció por el impacto del asteroide. Se salvaron algunas aves y los animales que se alimentaban de desechos orgánicos.
Las condiciones climáticas cambiaron radicalmente: se esfumaron la mayoría de las fuentes de alimentación y, con la excepción de algunas especies ectotérmicas como las tortugas marinas y algunos cocodrilos, ningún tetrápodo (vertebrado de cuatro extremidades) que pesara más de 25 kilogramos logró sobrevivir.
Desaparecieron los marsupiales, pero también muchos animales marinos, moluscos y anémonas. La extinción masiva marcó el final del período Cretácico y toda la era Mesozoica, inaugurando la era Cenozoica, que continúa hasta el día de hoy. Así que más nos vale vigilar el tráfico espacial.
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