La península del Yucatán es hoy un lugar paradisíaco. Turistas y locales descansan en sus playas de arena blanca y se sumergen en los populares cenotes. Mojito en mano, nadie piensa que bajo sus pies se ocultan los restos de uno de los periodos más violentos de la historia del planeta Tierra. Ocurrió hace 66 millones de años. Un impacto del espacio exterior desencadenó, desde Yucatán, una serie de eventos que borraron del mapa al 75% de las especies. Ahora sabemos cómo fueron las primeras horas de agonía de los dinosaurios.
La pulga del diablo
Un equipo de paleontólogos de la universidad de Kansas acaba de hacer público el descubrimiento de un yacimiento de fósiles particular. Allí se han encontrado víctimas directas del impacto del meteorito que acabó con el reinado de los dinosaurios. Las primeras estimaciones de los científicos señalan que la mayoría de restos encontrados pertenecen a animales que murieron pocas horas después del choque.
Con 180 kilómetros de diámetro y más de 16 de profundidad, el llamado cráter de Chicxulub, palabra maya que significa pulga del diablo, es el más grande conocido en la Tierra. El cuerpo celeste que lo generó tenía alrededor de 10 kilómetros de diámetro. Además, es posible que estuviese acompañado de otros cuerpos de menor tamaño.
Su impacto en lo que hoy es México fue dos millones de veces más potente que la bomba más potente desarrollada por el ser humano. Se generaron tsunamis y terremotos y se desencadenaron violentas erupciones volcánicas. El polvo que causó ocultó la luz del sol en buena parte del planeta durante meses. ¿Acabó este meteorito con los dinosaurios? Es solo una teoría. Pero una que cada vez gana más apoyos.
El fin de una era
Lo que sí es seguro es que hace 66 millones de años tuvo lugar una extinción en masa sin precedentes en el planeta. Todos los animales de más de 25 kilos de peso perecieron. Y muchos de los pequeños, como los amonites, también. Las pocas líneas de dinosaurios que sobrevivieron tenían plumas y eran de pequeño tamaño. Hoy son pájaros. Y la puerta quedó abierta para que los mamíferos se diversificasen conquistando la Tierra. Pero esas son otras historia.
El estudio de los paleontólogos de la universidad de Kansas, cuyos resultados han sido publicados en Proceedings of the National Academy of Sciences, muestra una fotografía de cómo fueron aquellos inicios del fin del Cretácico. En Hell Creek, un tesoro de información del pasado situado en Dakota del Norte, en Estados Unidos, los científicos han hallado un lugar llamado Tanis que esconde fósiles de peces y otros animales conservados en un estado increíble.
Según los paleontólogos, estas criaturas vivían en las cercanías y en las aguas de un río profundo que conectaba directamente con un antiguo mar interior. Ambos fueron destruidos de inmediato tras la caída del asteroide. Las últimas horas con vida de aquellos seres guardan importante información. La necesaria para entender mejor los eventos que provocaron la extinción masiva del Cretácico.
Olas gigantes y una lluvia de cristal
El impacto del Chicxulub generó un gran tsunami. Mientras sus olas abrían tardado más de 15 horas en alcanzar lo que hoy es Dakota, las ondas sísmicas del choque llegaron en pocos minutos. Estas provocaron su propio tsunami en el mar interior con olas de hasta 10 metros de altura, que a su vez generaron fuertes movimientos en el río. Los peces fueron arrojados a las orillas y los animales se vieron atrapados entre las aguas.
Sin lugar en el que esconderse, sufrieron los impactos de una lluvia de vidrio. Millones de pequeñas partículas de materiales cristalizados por la colisión del meteorito cayeron sobre buena parte de la Tierra junto con arena y pequeñas rocas. La lluvia se mantuvo durante la primera media hora que siguió el impacto. Estas partículas se han encontrado incluso obstruyendo el sistema respiratorio de algunos peces fosilizados.
Acto seguido, entre 20 y 30 minutos después, una segunda gran ola del mar interior inundó la costa. Cubrió a los animales con sedimentos. Esto puso fin a su vida de forma definitiva. Pero también los preservó durante 66 millones de años. Un cementerio del fin del Cretácico.
“Se trata del primer conjunto masivo de organismos muertos asociados al límite KT [entre el Cretácico y el Terciario]. En ninguna otra sección de esta frontera geológica es posible encontrar una colección de este tipo. Consiste en un gran número de especies diferentes y con ejemplares que representan diferentes edades y etapas de la vida de los organismos. Y todos ellos murieron al mismo tiempo, el mismo día”, señala Robert DePalma, autor principal del estudio.
Hasta ahora, se suponía que el meteorito había causado la extinción masiva de los dinosaurios. Una teoría que cada vez gana más apoyos en la comunidad científica. “Pero la gente se preguntaba, ¿por qué no se han encontrado los cadáveres que lo demuestren? Ahora tenemos los cuerpos”, concluye De Palma.
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Imágenes | Universidad de Kansas, Unsplash/Aditya Vyas, Agencia Espacial Mexicana