astronauta espacio

Qué les ocurre a los astronautas que pasan mucho tiempo en el espacio

Analizamos las secuelas físicas y mentales.

El cosmos siempre ha fascinado a la humanidad, y la exploración espacial se ha convertido en una de las grandes aventuras de nuestro tiempo. Sin embargo, vivir fuera de la Tierra implica una serie de desafíos para el cuerpo humano. Uno de los más relevantes es la cantidad de tiempo que un astronauta puede permanecer en el espacio sin sufrir consecuencias graves.

Cuando todos disfrutamos, allá por el lejano 1998, de la película Armageddon, vimos como Bruce Willis salvaba al mundo, una vez más, de un desastre sin igual. Pero uno de los detalles de esa cinta se produce cuando deben repostar sus naves en la Estación Internacional donde les recibe un cosmonauta ruso que lleva allí encerrado mucho, quizá demasiado tiempo.

Esto no es una licencia cinematográfica que se toma Michael Bay, ya que en realidad el récord actual de aguantar más tiempo en el espacio lo ostenta el astronauta ruso Valeri Polyakov, quien acumuló 437 días y 18 horas en la estación espacial Mir entre 1994 y 1995.

Este logro representa un hito en la resistencia humana, pero también nos recuerda que existen límites a lo que nuestro cuerpo puede soportar en un entorno tan hostil.

¿Cuánto puede soportar el cuerpo humano en el espacio?

El tiempo máximo que un astronauta puede permanecer en el espacio sin sufrir consecuencias graves es un tema en constante investigación. A medida que las misiones espaciales se vuelven más ambiciosas, la necesidad de comprender y prevenir los efectos del espacio en el cuerpo humano se vuelve aún más crucial.

La NASA, Elon Musk, la Agencia Espacial China y cualquier país del primer mundo no dejan de investigar como llegar a planetas más lejanos, como Marte, pero la exploración espacial es un desafío a la resistencia humana. No obstante, también supone una oportunidad para aprender más sobre nosotros mismos y nuestro lugar en el universo.

Secuelas físicas de una larga estancia espacial

Lo primero que nos viene a la cabeza cuando hablamos de largas estancias fuera de la Tierra, en un entorno frio y sin gravedad, es cuáles son los límites del cuerpo humano. Lo que nos dice la ciencia, es que físicamente, podemos acabar bastante mal.

  • Pérdida de masa muscular y ósea: La microgravedad reduce la fuerza que soportan los huesos y los músculos, lo que lleva a una desmineralización ósea y a una atrofia muscular. Los astronautas pueden perder hasta un 20% de su masa muscular en una misión espacial de seis meses.
  • Problemas cardiovasculares: La microgravedad también afecta la distribución de la sangre en el cuerpo, lo que puede causar problemas cardíacos como arritmias y disminución del volumen sanguíneo.
  • Alteraciones del sistema inmunológico: La exposición prolongada a la radiación espacial y al microambiente de la nave espacial puede debilitar el sistema inmunológico, haciendo a los astronautas más susceptibles a infecciones.
  • Problemas de visión y oído: La presión intracraneal aumenta en el espacio, lo que puede ocasionar cambios en la forma del globo ocular y afectar la visión, así como al oído interno.

espacio exterior

Secuelas mentales de pasar tiempo en el espacio

Pero, además de como nos puede quedar el cuerpo, es importante tener en cuenta que la fortaleza mental puede verse agravada de diferentes formas.

  • Aislamiento y soledad: Los astronautas experimentan largos periodos de aislamiento social y familiar, lo que puede generar sentimientos de soledad, depresión y ansiedad.
  • Estrés y fatiga: La responsabilidad de las tareas espaciales, la exposición a la radiación y la incertidumbre del regreso a la Tierra generan un alto nivel de estrés y fatiga en los astronautas.
  • Trastornos del sueño: La microgravedad altera los ritmos circadianos y la calidad del sueño, lo que puede afectar el estado de ánimo y la capacidad cognitiva.
  • Ilusiones e imaginaciones: Los astronautas pueden ver formas familiares en objetos o patrones aleatorios, como caras en las nubes o animales en las estrellas. Esto se debe a que el cerebro busca constantemente significado en lo que ve, incluso cuando la información visual es escasa.

astronauta en la luna

Lo cierto es que, a pesar de todos estos riesgos, la ciencia avanza en el desarrollo de estrategias para mitigar los efectos de una larga estancia espacial. Por eso vemos como en los viajes espaciales hay máquinas de ejercicio, sistemas de comunicación de gran calidad y sistemas de nutrición mejorados. Todo ello, junto con la debida preparación del astronauta y la monitorización médica, es fundamental para proteger la salud de estos profesionales.

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