La carrera espacial es algo realmente apasionante y despierta pasiones entre todos los fans del mundo del cosmos. Pero a veces no hay que irse hasta Marte para saber que hay elementos de lo más punteros que, por si fuera poco, operan directamente con dispositivos que hay en la Tierra. Por eso, muchos se preguntan cómo es posible que un satélite aguante tanto tiempo en órbita y sin mantenimiento.
Lo cierto es que es un cúmulo de elementos que hacen que estos aparatos tan sofisticados aporten tantos datos desde su perspectiva espacial sin que la temperatura o los posibles impactos que venga de restos esparcidos por el espacio.
Lo mejor de la Tierra mandado al espacio
Los satélites son parte de los elementos más avanzados de la tecnología moderna. Su aportación a la vida de las personas es mucho más grande de la que puedas imaginar y es más que probable que en tu día a día utilices un servicio que dependa de un satélite para su uso. Servicios de telecomunicaciones, información del tiempo o incluso la seguridad son claves para el funcionamiento de la sociedad actual, pero tal vez no sepas que todos ellos provienen de una señal más allá de la estratosfera.
Pero aquí hay un punto interesante y es que llama la atención que giren en torno a la Tierra con gran precisión. Y es que una vez cruzan la barrera que separa la Tierra del espacio estos se despliegan para funcionar como están programados, pero mantenerse parece una tarea muy difícil. Pero todo es cuestión de ciencia, o más bien física.
Todo influye, empezando por el momento de su lanzamiento en el que se necesita mucha potencia para que el cohete llegue a su destino. Una vez fuera de la atmósfera, llega el momento del posicionamiento para que el o los satélites se pongan en su órbita determinada, algo que lo determinan tres factores: la velocidad de desplazamiento, la inercia y la gravedad de la Tierra. Si, el planeta ejerce una fuerza de atracción que hace que la velocidad sea menor, pero acomoda su movimiento a la curvatura de la Tierra,
Saber cómo se mueve está bien, ¿pero cómo se mantiene en funcionamiento?
Por supuesto, hay que tener en cuenta otros sistemas que hacen que este aparato se mantenga en órbita de manera constante, El satélite tiene necesidades como es el hecho de recibir energía de alguna parte para funcionar, y eso por no hablar de que en el espacio hay amenazas de todo tipo que son importantes.
Sistemas de propulsión
Este apartado es vital para los satélites por una cuestión de posicionamiento. Ya te hemos contado que los satélites orbitan alrededor de la Tierra, pero lo cierto es que esta órbita no es para nada estable. Influyen muchos factores que interfieren en su movimiento de manera constante, como es el caso de la influencia de la Luna o el Sol que con su gravedad.
Para corregir los cambios en su trayectoria, estos aparatos tienen unos pequeños tanques de suministro que permiten al aparato moverse para colocarse correctamente por donde tiene que moverse.
El suministro de las placas solares
Una de las cosas que caracteriza a los satélites son las placas solares que se despliegan con el fin de suministrar energía. La energía proveniente del sol es captada por estos paneles para llenar las baterías y funcionar mientras le llevan los rayos del astro rey.
Antenas de telecomunicaciones
Si las otras dos partes anteriores te han parecido importantes para que los satélites aguanten en el espacio, las antenas también juegan un papel más que importante. Estas son las encargadas de recibir y mandar información a los centros de comunicación que los han lanzado.
Además, gracias a que la revisión del estado del satélite es constante desde las diferentes bases, es posible dar órdenes al aparato para que corrija su trayectoria como te contábamos antes.
El fuselaje, la protección física más importante
Por supuesto, la protección física es de gran importancia por muchos motivos. El primero de ellos es la protección de los componentes electrónicos que hay en el interior. Y es que un satélite, para aguantar en el espacio, debe aguantar temperaturas que pueden llegar a los 100 o -100 grados centígrados que se pueden alcanzar en los momentos más cercanos y alejados al Sol.
Pero esto no es lo único de lo que debe protegerse el satélite. Las amenazas físicas como pedazos de roca esparcidos por el espacio viajan a gran velocidad y la protección externa debe ser lo suficientemente fuerte como para repelerlos o que no perforen la estructura y dañen los circuitos externos.
Del mismo modo, disponen de una cosa llamada modo seguro. No es como el de los móviles, ya que se trata de una posición en la que los satélites evitan la radiación que puede llegar del sol y que podría dañar gravemente todos los aparatos que contiene en su interior. Es una protección que repele esa energía en su gran mayoría gracias a que están hechas de metal con el que pueden resistir estas acometidas espaciales.
Copias de seguridad para garantizar su funcionamiento
Es posible que por algún fallo externo como el que te comentábamos antes, un satélite podría dejar de funcionar con facilidad de no ser porque hay diferentes copias de seguridad guardando datos y que pueden arrancar el equipo interno en caso de mal funcionamiento o desgaste del equipo.
Puede que pienses que estos aparatos duran siempre en órbita, pero lo cierto es que de vez en cuando dejan de funcionar y si no se pueden recuperar quedan en el espacio a la espera de que se destruyan. En caso contrario, todavía podrían recuperarse los datos en caso de que caigan a la Tierra y se mantengan en buen estado. Recordemos que al entrar de nuevo en la atmósfera lo hacen a mucha velocidad y la fricción puede destrozar por completo el satélite incluso antes de que toque tierra, por lo que la otra opción es que se desintegre y la compañía deba lanzar otro nuevo para seguir recabando datos.
