Hacer Marte habitable es uno de los grandes retos del siglo XXI.

Invernaderos de aerogel para plantar tomates en Marte

Conseguir que el planeta rojo sea un lugar acogedor para el ser humano es realmente complicado. A pesar de los proyectos para hacer Marte habitable en un futuro cercano, lo cierto es que la mayoría de las soluciones dependen de modificaciones de su entorno masivas, costosas y poco accesibles a corto plazo.

Sin embargo, en el último año se ha presentado una alternativa más sencilla y económica: la de usar capas que aíslen térmicamente y protejan de la radiación partes del terreno. Algo similar a grandes invernaderos que permitan crecer la vida bajo su superficie.

Vida a menos 153 grados

El planeta presenta numerosos problemas para que pueda darse allí la vida tal y como la conocemos. El primero de ellos es su temperatura, mucho más fría que la de la tierra dado que Marte se encuentra más lejos del sol.

“La temperatura en Marte puede ser tan alta como 20 grados Celsius o tan baja como -153 grados Celsius”, señalan en la web de la NASA. “Y debido a que la atmósfera es tan delgada, el calor del sol escapa fácilmente de este planeta. Si estuvieras parado en el ecuador de la superficie de Marte al mediodía, sentirías la primavera a en tus pies (24 grados Celsius) y el invierno en tu cabeza (0 grados Celsius)”.

Las temperaturas y la radiación son los principales problemas para conseguir hacer Marte habitable.

Otro de los problemas es la radiación ultravioleta. Marte tiene una atmósfera muy fina, compuesta principalmente de dióxido de carbono, nitrógeno y gases de argón. Al contrario que la de la tierra, más espesa, no protege de los rayos y la radiación ultravioleta, dañinos para la vida animal y vegetal. Al ser tan fina tampoco ofrece mucha protección, indican desde la NASA, ante impactos de objetos como meteoritos, asteroides o cometas. Aunque esto no ha sido siempre así: algunos exploradores robóticos han encontrado pruebas de que hace miles de millones de años el planeta era mucho más húmedo y cálido que hoy y tenía una atmósfera más espesa.

Varios investigadores proponen solventar estos problemas de una manera, al menos aparentemente, sencilla: con una fina capa de aerogel de sílice.

Un aislante térmico

La idea de montar grandes (o pequeñas) capas de aislamiento en Marte, que podrían funcionar de manera similar a la de los invernaderos que usamos en la tierra, sería posible gracias al aerogel de sílice. Un material translúcido parecido al poliestireno, que funciona como un buen aislante térmico, tiene un coste relativamente bajo y es fácil de conseguir.

Una capa de dos o tres cm de grosor de este material permitiría calentar el área que cubre hasta más de 50 grados y bloquear más del 60% de la radiación ultravioleta. Además, al ser translúcido, dejaría pasar la luz necesaria para que las plantas realicen la fotosíntesis, lo que permitiría incluso cultivar vegetales.

Se estudia la posibilidad de hacer Marte habitable con invernaderos de gel de sílice.

Así lo indican en el estudio ‘Enabling Martian habitability with silica aerogel via the solid-state greenhouse effect’, publicado en la revista Nature Astronomy y desarrollado por Robin Wordsworth, de la Harvard University, y sus colegas L. Kerber, de la University of Pasadena y C. Cockell, de la University of Edinburgh.

La solución que presenta el equipo de investigadores no sería viable en cualquier zona del planeta rojo: los lugares más favorables serían aquellos que combinan los recursos clave de luz y agua (a nivel de la superficie) y en los que se minimizan peligros como la deposición excesiva de polvo.

Las regiones por encima y debajo de los 45 grados de latitud, tanto norte como sur, estarían descartadas. “Son lugares en donde la cantidad recibida de luz del sol es insuficiente para producir el calentamiento. Dentro de la región en la que sí puede funcionar, hay multitud de zonas que podrían tener grandes cantidades de hielo cerca de la superficie, así como un viento capaz de mantener el aerogel limpio al expulsar los granos de arena más finos de sus alrededores”, señalan.

Marte en la tierra (y vida extraterrestre)

Para los investigadores, esta solución tiene dos ventajas principales. En primer lugar, la posibilidad de ser desarrollada sistemáticamente, a partir de recursos mínimos. En segundo lugar, el hecho de que se puede probar en algunas zonas de la tierra con temperaturas y entornos desfavorables. “El concepto de calentamiento de invernaderos de estado sólido también tiene aplicaciones para la investigación en entornos hostiles en la Tierra hoy”, señalan.

El siguiente paso de los investigadores será, de hecho, probar estructuras de aerogeles de sílice en zonas como la Antártida o el desierto de Chile, que también pueden derivar en aplicaciones para su uso en la tierra.

Para comprobar si esta solución es una opción verdaderamente viable, solo queda esperar. Y mientras algunos soñadores imaginan los primeros tomates marcianos, otros van aún más allá y piensan en sus aplicaciones para buscar vida extraterrestre. “La creación de regiones permanentemente cálidas tendría muchos beneficios para la futura actividad humana en Marte, además de ser de interés fundamental para los experimentos astrobiológicos y como un medio potencial para facilitar los esfuerzos de detección de vida”, señalan los expertos.

Imágenes | NASA, Unsplash/Thomas Verbruggen,

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