Ransomware, malware, phishing… Explicamos las formas más habituales de fraude tecnológico

Internet nos abre un mundo de información increíble. Democratiza lo que antes era exclusivo de unos pocos. Pero ese mismo alcance nos trae ciertos riesgos, malas artes enfocadas a estafar y robar a quienes navegan por internet. Es lo que conocemos como fraude tecnológico.

Este concepto de “fraude tecnológico” está lleno de nomenclatura, generalmente anglosajona, que define los distintos tipos de estafas que podemos encontrarnos mientras accedemos a páginas o abrimos ciertos correos y enlaces. Es por ello que, en este artículo, vamos a desgranar las formas más habituales de fraude tecnológico. Porque la prevención siempre es la mejor cura.

Estas son las formas más habituales de fraude tecnológico que vamos a encontrar

Ransomware. La palabra “ransom”, traducida del inglés al castellano, significa “secuestro”. Y en eso precisamente consiste el ransomware. El ciberdelincuente secuestra tu disco duro y pide dinero, generalmente bitcoins, para que este quede liberado. A esta práctica también se la conoce como “extorsión tecnológica”.

Spyware. Programa malicioso que la víctima instala en su ordenador sin apercibirse de ello y que recopila información personal de aquel o de su propia navegación para recabar datos y comerciar con ellos.

Malware. Si vemos escrito “malware” en internet es que se están refiriendo a cualquier programa malicioso que, sin querer, podemos albergar en nuestro ordenador.

Phishing. Una de las causas más comunes de fraude tecnológico. El atacante suplanta la personalidad de cualquier tipo de servicio que implica transacción económica, un banco, una plataforma de streaming, etc., para que la víctima acceda a cumplimentar una página web con sus datos y contraseñas.

¿Cómo evitar este tipo de fraude tecnológico?

Lo primero que debe tener en cuenta la persona que navega por internet, recibe un correo electrónico…, en definitiva, está conectado, es que el mejor antivirus es el sentido común. Y este nos dice que no abramos enlaces que nos facilite cualquier persona que no conozcamos. Ni siquiera los que nos pasen nuestros amigos: sus equipos podrían estar infectados.

Si nuestro ordenador se ralentiza o parece que se esfuerza en trabajar y aparecen páginas de publicidad que no hemos abierto, seguramente tengamos instalado un malware.

El mejor antivirus, sin duda, es la precaución. Ignora cualquier correo en el que se te pida clicar sobre un enlace y colocar, a continuación, tus datos bancarios y personales. Ningún banco o caja va a ponerse en contacto contigo para estos menesteres a través de email o SMS.

Y si te preguntas qué antivirus recomendamos, Microsoft Defender, el software que viene por defecto en Windows 10, es suficiente. Se actualiza muy a menudo para incorporar los nuevos malware y de manera automática hace un análisis de nuestro equipo.

Como siempre, evitar páginas de publicaciones para adultos o de descarga ilegal también ayuda a prevenir que algún amigo de lo ajeno se instale en nuestro equipo y nos llevemos con ello un buen susto.

Imágenes | PXFUEL

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