Greta Thunberg es una de esas personas que no necesitan presentación. La joven sueca es aclamada por muchos y criticada por otros tantos, pero hay una cosa que nadie puede negar: ha conseguido poner el cambio climático en la conciencia de todo el mundo. Y eso es mucho decir.
Sin embargo, Greta no es la única. Jóvenes activistas de otras partes del planeta están haciendo también una gran labor de concienciación y educación. Repasamos quienes son estos jóvenes que acompañan a Greta en su difícil pero importante labor.
Licypriya Kangujam, La India
“Una activista climática infantil india que está alzando la voz para una acción climática urgente”, se lee en su perfil de Instagram. Licypriya Kangujam nació en 2011 en Manipuir, La India. Con solo ocho años comenzó a manifestarse en su ciudad natal, exigiendo medidas para frenar el cambio climático.
Su seña de identidad son los carteles con los que se dirige a Mister Modi, el primer ministro indio. En varios de ellos le pide que apruebe una ley para frenar el cambio climático en el parlamento, algo que la joven considera fundamental. En otros, que añada el cambio climático como asignatura obligatoria en la escuela o que obligue a cada estudiante indio a plantar diez árboles para pasar su examen final. “350 millones de estudiantes multiplicado por diez árboles son 3,5 billones de árboles al año”, se lee en su cartel.
Licypriya Kangujam, que en 2019 se hizo con el World Children Peace Prize Laureate, ha parado también sus estudios para centrarse en el movimiento activista. El pasado mes de diciembre estuvo en la COP 25 celebrada en Madrid, junto a Greta Thunberg y otros muchos activistas climáticos de todo el mundo.
Vanessa Nakata, Uganda
Vanessa Nakata también está en huelga por el clima. Esta ugandesa de 22 años, natural de Kampala, es la creadora del movimiento Youth For Future Africa. En su caso, sus reivindicaciones parten de un problema muy concreto: quiere salvar la cuenca del Congo. El segundo bosque tropical más grande del mundo después del Amazonas.
Tras sus quejas se esconde una reivindicación aún mayor: nadie escucha a África. “¡El Amazonas arde y todo el mundo habla de ello! ¡California se quema y todo el mundo habla de ello! ¡La selva tropical del Congo arde y una niña habla de ello! La gente realmente está muriendo en África.
Pero las compañías de noticias no hablan sobre los incendios en África, es triste”, se puede leer en un post fijado en su perfil de Twitter.
School strike Week 54 #SaveCongoRainforest strike Day 76
I was joined by l #Africanactivists ie Chris and Trevor from UgandaThey asked me why the world doesn't listen to their cries for climate justice 😔
The #RiseUpMovement is changing that story this year! @GretaThunberg pic.twitter.com/rnYfN99oOL
— Vanessa Nakate (@vanessa_vash) January 10, 2020
Alexandria Villaseñor, EE.UU.
Con 14 años, Alexandria Villaseñor lideró la primera huelga estudiantil contra el cambio climático en EE.UU. Nació en Davis, California, en 2005, aunque años después se mudó a Nueva York. Sin embargo, fue en una visita a su ciudad natal cuando sufrió las consecuencias de los terribles incendios que asolaron California en 2018, y comenzó a interesarse por el activismo climático. “Tengo asma y casi no podía respirar ni salir de casa”, ha declarado en más de una ocasión.
Alexandria protesta cada semana ante la sede de la ONU en Nueva York. Es, además, cofundadora de US Youth Climate Strike y fundadora de Earth Uprising.
Luisa Neubauer, Alemania
Una de las activistas climáticas más conocidas de Alemania. Esta estudiante de Geografía, que nació en Hamburgo en 1993, denuncia, entre otras cosas, el increíble poder de la industria de los combustibles fósiles. “La destrucción del planeta es peor que perder empleo», declaraba recientemente en una entrevista para el diario ABC.
Empezó a manifestarse con un grupo de compañeros siguiendo el movimiento Fridays for Future. Al principio no eran más que una decena, pero hoy ya suman 500.000 personas cada viernes. Luisa es militante de un partido verde y autora del libro ‘Vom Ende der Klimakrise’ (‘Desde el final de la crisis climática’), que puede encontrarse en Amazon.
Artemisa Barbosa Ribeiro, Brasil
Artemisa Barbosa es una activista perteneciente al grupo indígena Xakriabá, natural del estado brasileño de Minas Gerais. Su movimiento activista gira en torno a la identidad de los pueblos indígenas y el respeto a la selva amazónica. Denuncia, entre otras tantas cosas, la deforestación, los incendios o el trato vejatorio que reciben en muchos casos comunidades como la suya. Con sus quejas se dirige, principalmente, al actual presidente de Brasil, Jair Bolsonaro.
Acompañó a Greta Thunberg al Congreso de EE.UU., defendiendo su cultura y su identidad ataviada con una diadema de plumas y con partes de su cuerpo y su cara pintados. La joven, que nació en São João das Missões en el año 2000, es la representante de la Alianza Global de Comunidades Territoriales de las comunidades indígenas. Se trata de una de las muchas activistas indígenas que se están haciendo oír en relación al cambio climático.
Bruno Rodríguez, Argentina
Este joven de Buenos Aires es el fundador de Jóvenes por el Clima Argentina, que organiza las huelgas estudiantiles de los viernes en este país latinoamericano. Bruno Rodríguez es un estudiante de Ciencias Políticas y Derecho que ha comenzado a alzar la voz a favor de la defensa del medioambiente y que participó en la primera Cumbre Juvenil del Clima de Naciones Unidas (Youth Climate Summit) en Nueva York, junto a Greta Thunberg y otros líderes climáticos.
En sus discursos se hace referencia a la justicia ecológica y social. Denuncia que su continente ha sido víctima de saqueos durante siglos, y que ha llegado el momento de lograr una soberanía nacional en relación a los recursos naturales y de poner fin a la contaminación que generan las grandes corporaciones y al uso de combustibles fósiles.
La lista no termina aquí: Yero Sarr (Senegal), Ariana Palombo (de Uruguay) o Wu Guanzhuo (de China) son otros de los tantos activistas que movilizan manifestaciones y protestas cada semana.
Su tarea no es sencilla, pero cada vez suman más apoyos en todo el mundo.
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