Corría el 874 después de Cristo cuando Ingólfr Arnarson lanzó, desde su drakar vikingo, un par de postes de madera. Allí donde tocaron tierra fundó un puerto y una ciudad: Reikiavik. Arnarson no fue ni el primer humano ni el primer vikingo en poner pie en Islandia. Y la historia de cómo los maderos decidieron es bastante dudosa. De hecho, se supone que la ciudad fue fundada en su emplazamiento por la cercanía de las fuentes termales.
Cuando el caudillo nórdico sentó las bases de Islandia, ya hacía tiempo que los seres humanos eran buenos navegantes. Con sus barcos y sus herramientas de orientación habían llegado también los puertos. El de Wadi al-Jarf (Egipto), con más de 4.500 años, es uno de los más antiguos registrados. Los orígenes del de Guanzhou (China) o el Pireo (Grecia), todavía en activo, se remontan milenios.
Pero, ¿cómo es el futuro que les espera? La ciencia y la ingeniería europeas quieren encontrar una respuesta. No en vano, más del 74 % de las mercancías que entran o salen de Europa lo hacen por sus puertos. Y alrededor del 40% del comercio interior de la Unión Europea pasa por estas infraestructuras.
Los proyectos para un puerto con futuro
“Los puertos son un catalizador del desarrollo regional. Su optimización e inclusión en el territorio son fundamentales para garantizar que las operaciones no afecten negativamente a las áreas circundantes, incluyendo el desarrollo urbano inteligente de las ciudades portuarias. Problemas específicos como el dragado, la reducción de emisiones y la transición energética, se combinan con otros desafíos transversales”.
Así arranca el programa ‘The Port of the future’, de la iniciativa Horizonte 2020 de la Unión Europea. La prioridad es investigar para desarrollar nuevos modelos de gestión y soluciones innovadoras en ingeniería y construcción. Para ello, el programa se articula en dos grandes áreas:
- Investigación. En procesos, integración de las TIC, mantenimiento sostenible, gestión del terreno, reducción del impacto ambiental, mitigación del cambio climático, conectividad, integración en el entorno socioeconómico circundante y conexión más eficiente con otras vías de transporte.
- Coordinación. Agrupar los esfuerzos e ideas de una amplia red de expertos e instituciones. Apostar por la cooperación internacional, en particular en áreas como el Mediterráneo.
“Se espera que las acciones reduzcan el impacto sobre el cambio climático y el medio ambiente de las actividades portuarias, sus costos operativos y de infraestructura, mejoren la eficiencia logística y la integración del puerto, incluyendo las relaciones ciudad-puerto y el desarrollo urbano inteligente de las ciudades portuarias”, concluye el marco del programa ‘The Port of the Future’.
Cuatro enfoques, decenas de ideas
Tras analizar multitud de propuestas, ‘The Port of the Future’ se ha quedado con cuatro grandes proyectos con enfoques muy distintos: conceptos, gestión, ingeniería y diseño y tecnología.
Pixel
Este proyecto se centrará en estudiar la integración de las tecnologías del Internet de las Cosas en la actividad portuaria. Sus objetivos son lograr que la innovación no se limite a los grandes puertos, que los datos de IoT refuercen la eficiencia en la gestión y reduzcan el impacto ambiental, y desarrollar una serie de soluciones open source para todos los puertos europeos, independientemente de su capacidad económica.
PortForward
Aquí colaboran empresas españolas como Acciona e instituciones como el instituto tecnológico Leitat o las autoridades portuarias de Vigo y Baleares. Este proyecto se centra en la mejora de la eficiencia de la infraestructura y su integración en un modelo urbano de smart city a través de la tecnología.
Corealis
El proyecto Corealis se centra en reducir el impacto medioambiental de los puertos y todas las infraestructuras que los conectan con el resto del mundo. Sus tecnologías de data analytics o gestión del tráfico serán probadas en cinco laboratorios reales, entre los que se encuentran el puerto de Valencia y el del Pireo.
DocksTheFuture
Esta última pata del programa es más académica. Se centra en definir conceptos, objetivos y desafíos para el programa. Para ello, se apoya en un grupo de más de 30 expertos. Tras una primera fase de estudio, se han preseleccionado más de 50 trabajos de universidades europeas que podrían contribuir al futuro de los puertos de la región.
“Lo importante de esta investigación es que cada tema está relacionado con muchos aspectos. Cuando decimos que es una buena idea construir más barcos impulsados por gas natural licuado (GNL), al menos en el futuro inmediato, tenemos que pensar en las infraestructuras de repostaje de GNL, en formar a las personas sobre el uso de este elemento, así como en cuestiones de seguridad, instrumentos jurídicos y financiación, entre otros. Este enfoque pluridisciplinar lo convierte en un proyecto muy interesante”, explica Gilbert Bentein, consultor de transportes que participa en DocksTheFuture.
DocksTheFuture se encarga de definir cómo deberían ser los puertos europeos de aquí a 2030 y trazar los retos a los que se enfrentan. Es decir, es el proyecto que marca el camino a seguir. Ahora el resto de investigadores, instituciones y empresas trabajan codo con codo para intentar hacer realidad los puertos del futuro.
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