¿Cuánto cuesta producir un diamante? La respuesta a esta pregunta es, cuanto menos, controvertida. Algunas estimaciones señalan que hasta uno de cada cuatro diamantes del mercado provienen de zonas en conflicto como Sierra Leona. Una situación que podría cambiar gracias a diamantes sintéticos que son prácticamente iguales a los naturales y cuya producción es mucho más barata.
A lo largo del planeta diferentes iniciativas están incorporando técnicas como la impresión 3D y nuevos materiales que prometen revolucionar el mundo de la joyería. Y no solo la forma en la que se producen las joyas, sino también cómo las entendemos. Y las usamos.
Cocinando diamantes sintéticos
Varios grupos científicos han dado con una fórmula que permite crear diamantes sintéticos con microondas. El resultado es tan preciso que ni los expertos pueden diferenciarlos de los naturales mediante técnicas tradicionales: tienen prácticamente la misma estructura física y la misma composición química, por lo que para identificarlos hace falta equipamiento tecnológico.
Estos diamantes se cocinan en laboratorios especializados. El proceso consiste en introducir en el microondas fragmentos del carbono de los diamantes junto a una determinada cantidad de un gas pesado que también contiene carbono. Este se calienta a temperaturas muy altas y produce una bola de plasma. Cuando esta se descompone, se crean una serie de partículas que pueden llegar a cristalizarse al cabo de unas 10 semanas.
Una solución más ética
La creación de diamantes sintéticos se presenta como una alternativa más barata y más responsable con el medioambiente. Y, además, más ética: se ve como una posible solución para acabar con el negocio de los “diamantes de sangre”. Diamantes cuya comercialización ha generado conflictos armados y casos de esclavitud en países como Angola, Sierra Leona o Liberia.
Durante décadas, han surgido iniciativas para determinar qué diamantes procedían de zonas libres de conflictos. Sin embargo, la magnitud del problema dificulta la regulación de este mercado.
Esta realidad, unida a su precio, hace que los diamantes sintéticos hayan llamado la atención de los consumidores. Muchos (sobre todo jóvenes de la generación millenial) señalan que comprarían estas joyas antes que diamantes naturales. Según señala Business Insider, se estima que hacia 2026 se crearán 20 millones de quilates en laboratorios.
Prótesis en forma de joyas
Si usamos gafas de diseño, que han cambiado cómo afrontamos la discapacidad visual, ¿por qué no incorporar también la moda en otro tipo de accesorios? Con esta idea en mente y cansada de que las prótesis fuesen diseñadas para ocultarse, la fotógrafa francesa Kate Fichard decidió crear una línea de joyería funcional. Fruto de su trabajo con las diseñadoras Julia Dessirier y Flora Fixy nació H(earring), un proyecto de que crea prótesis auditivas en forma de joyas.
La tecnología juega un papel fundamental en esta iniciativa. En primer lugar, entra en juego el escaneo 3D. Este permite analizar las prótesis y entender cómo se modelan para adaptarlas al cuerpo humano. Una vez optimizado el diseño para favorecer la ergonomía de las joyas, se les da forma gracias a impresoras 3D. A lo largo del proyecto y tras múltiples impresiones, sus creadoras fueron validando el diseño de las piezas y asegurando que fuesen cómodas y efectivas (libres de ruidos o silbidos).
La impresión 3D les permitió también utilizar diferentes materiales para combinar funcionalidad y diseño. Algunas piezas de la colección fueron ultimadas por un artesano y un joyero y chapadas en oro.
Según cifras de la OMS, 466 millones de personas en todo el mundo padecen pérdida de audición discapacitante. De ellas, 34 millones son niños. Las consecuencias más directas de esta discapacidad son la sensación de soledad, el aislamiento social y la frustración. El proyecto (H)earring expone la necesidad de dejar de ocultar las prótesis para convertirlas en una accesorio más.
Diseño, tecnología y joyería
Tras la unión de joyería y tecnología está, en muchos casos, el diseño. Como por ejemplo en el trabajo del arquitecto mexicano Juan Carlos Baumgartner, quien convierte en brazaletes los trazados urbanísticos de diferentes barrio de Ciudad de México gracias a su impresora 3D. O en el de la startup japonesa Encode Ring , que convierte un archivo de audio de tres segundos en un anillo fabricado, también, con tecnologías 3D.
Estas son solo algunas historias que ilustran cómo la tecnología está cambiando casi todos los ámbitos de nuestra vida. Incluso aquellos sectores con los que, aparentemente, no tiene una estrecha relación. Como la joyería.
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