Hacia 2008-2009, existían un millón de robots en todo el mundo. Entre 2012 y 2015 se alcanzaron cotas de 1,4 millones, que hoy rondan cerca de los dos millones de unidades. Se espera que el sector crezca de mínimo un 15% anual, y en países como China ya existe demanda para más de 650.000 unidades hacia 2020.
Los robots son un tema muy discutido, incluso en el Parlamento Europeo. El crecimiento robótico es un sistema de elevada complejidad y, como un chiste que los humanos no conseguimos pillar, resulta difícil saber qué pasará cuando haya mil millones de robots con nosotros.
Una breve nota sobre los sistemas complejos
Los sistemas complejos son aquellos cuyas consecuencias no pueden ser previstas estudiando las unidades de estos sistemas.
Pensemos en un hormiguero o termitero con diez unidades: la reina y unas pocas obreras. Estudiando cada una de ellas podríamos decir a qué se dedican unidad a unidad. Esta va a por agua, esta trae comida, esta otra pone larvas… Es fácil de parametrizar e incluso de predecir. Pero, ¿qué ocurre cuando el hormiguero o termitero crece y aparecen 100 unidades, 1.000, un millón…?
En esos momentos, los sistemas de estudio dejan de ser lineales y válidos, y el hormiguero o termitero en sí se convierte en una unidad de medida más. Da igual lo que haga o deje de hacer una única unidad porque su comportamiento no determinará cómo avance de toda la colonia. Que, de hecho, se ha convertido en una obra maestra de la ingeniería insectoide y recuerda a las catedrales en su construcción.
¿Quién podría prever, estudiando una termita, que podrían levantar la ciudad de termiteros que vemos en la imagen? Nadie, como nadie había podido prever cómo afectaría a la humanidad el protocolo TCP/IP o el SMTP, gracias a los cuales resulta viable enviar emails. Podríamos pasar décadas estudiando la estructura del email pero resulta imposible que hubiésemos sacado la conclusión de que cambiaría la estructura básica de los negocios.
Tampoco nadie supo predecir que Internet se convertiría en el mayor mercado mundial en diez años debido a ello. Y si alguien lo dijo fue tachado de loco.
Lo mismo ocurrirá en el momento en que haya un billón de robots pululando por ahí. El mundo cambiará completamente, como ya lo ha hecho en la última década, y no tenemos ni idea de lo que va a pasar.
La complejidad de los robots
Un problema serio a la hora de saber qué pasará cuando haya mil millones de robots en el mundo es que no todos los robots son iguales.
Los robots industriales que nos dejarán sin trabajo
Exceptuando quizá Japón, donde ya hay robots que cuidan a las personas, el grueso de los robots del mundo son de tipo industrial. Fábricas, factorías o cadenas de aprovisionamiento, suministro o ensamblado son a día de hoy los entornos más robotizados. Y probablemente lo sigan siendo en un futuro cercano.
Teniendo en cuenta los movimientos sociales que arrancaron en el siglo XVIII y que nuestros sistemas políticos han arrastrado hasta hace unas décadas, es normal pensar en Europa en unos robots que nos roban el trabajo. Tenemos muy relacionado el concepto planta industrial a trabajo, por lo que una de las consecuencias previstas es la falta de trabajo de aquí a 2050.
Esta predicción también se sale del ámbito industrial para entrar en la movilidad con la conducción autónoma que desbancará a taxistas, camioneros y otros conductores; e incluso la restauración tal y como la conocemos cuando los robots cocinen para nosotros.
Sin embargo, cualquier tipo de tecnología pasada siempre ha destruido mucho trabajo previo y creado otro. ¿Por qué esta nueva ola, perteneciente a la Cuarta Revolución Industrial, iba a ser diferente?
Los robots que nos liberarán de tiempo de trabajo
«No pasa nada, estoy a salvo», podemos pensar aquellos con una titulación de las llamadas superiores. Pero, nada más lejos de la realidad, los robots no son solo dispositivos físicos que hacen trabajo físico. Los robots virtuales (llamados algoritmos o incluso inteligencias artificiales en un optimismo prematuro) también entran dentro de la categoría de robots del futuro.
Después de todo, un brazo industrial por sí solo no tendrá ni idea de qué tiene que hacer. Necesita un cerebro, y las profesiones sesudas no están a salvo del poder de computación de los ordenadores del futuro.
Eso hará que, hacia 2030, 2050 o 2100 (es difícil precisar algo con seguridad) la gente seamos inempleable. No hablamos de personas que no encuentran trabajo, sino personas cuyas capacidades no tienen sentido en el futuro. ¿Para qué quiero un carpintero en un mundo en que tengo millones de robots que hacen eso? ¿Para qué contrato a un dependiente si puedo comprar una máquina, mucho más asequible y con menos probabilidades de fallo? En general, ¿para qué quiero un humano si puedo hacer uso de un robot?
La Revolución Industrial liberó a buena parte de la humanidad de pasar entre 12 y 16 horas en el campo para pasar entre 8 y 10 horas en las fábricas y trabajando en los barrios. Y esa libertad supuso un cambio mucho mayor en la sociedad, porque en una generación apareció todo un ejército de pensadores, ingenieros y técnicos que pusieron patas arriba el mundo.
Ahora cojamos perspectiva y pensemos en cómo modelarán el mundo las cerca de 10.000 millones de personas del año 2050 cuando tengan una decena de horas libres al día para pensar. Exacto, cambiará mucho.
Robots que harán que el sistema fiscal se reforme completamente
Una de las predicciones que se tienen en cuenta desde ya es una reforma completa e integral del sistema fiscal y contable. Y, si nos apuramos, del sistema económico mundial que incluye el motor del capitalismo que hoy día es la bolsa de valores.
Hoy día ya empiezan a aparecer las primeras diferencias entre personas que poseen la tecnología y personas que la consumen. No todo el mundo puede comprar un robot que trabaje por él, por lo que se espera que en el futuro unos pocos empleadores tengan en sus manos toda la producción, que habrá que repartir entre todos para que siga existiendo la igualdad.
Uno de estos repartos de capital que se creen viables son la renta universal, que ya se prueba en determinadas zonas de algunos países del norte de Europa. Aunque no es la única fórmula en mente.
Los robots aumentarán tanto nuestra calidad de vida que expandirá nuestra salud
El cuerpo humano es una máquina. Compleja, sí, pero una máquina y, como dice Noah Yuval Harari, todas nuestras muertes son fallos técnicos que podemos resolver. Cuando todo el mundo vaya por la vida con un pequeño robot que le lea las variables físicas, que controle su alimentación y que le sirva como coach personal, no es de extrañar que lleguemos a los 120 años sin muchas dificultades.
Es una edad razonable que ya alcanza quien se ha cuidado durante el último medio siglo, y que magnificará los problemas de tiempo y fiscales mencionados antes. Eso sin meternos en nanotecnología que repare nuestros problemas de salud desde dentro.
Un señor o señora mayor de 100 años cada varios miles de habitantes no supone un problema, pero si los 50 millones de habitantes de nuestro país superamos esa cifra tendremos que cambiar nuestro modelo productivo para atendernos a nosotros mismos llegados a una edad.
Cambios sociales sin precedentes
Desde hace siglos se han venido desatando cambios sociales cada vez más y más virulentos. Es fácil contagiar el cambio si vemos cómo otros viven con un nivel de bienestar mejor que el nuestro (y el de nuestros hijos). Y todo lo que hemos hablado en este artículo generará diferencias sociales que una gran mayoría tratará de limar.
«¿Por qué no puedo yo beneficiarme de la última tecnología?», pensaremos la mayoría sin acceso a los últimos avances, y buscaremos igualdad social con las ventajas que nos traerán los robots.
De todos estos (y muchos, muchos asuntos más) se deduce imposible plantearse un futuro estático o predecir siquiera una parte de lo que ocurrirá en el futuro. Un robot es fácil de entender. Diez pueden cambiar una compañía, pero un billón suponen un puzzle imposible, un chiste del que nos faltan datos para su comprensión.
Desde el ahora tan solo podemos asegurar que habrá cambios y que, en general, la calidad de vida de las personas mejorará mucho con la tecnología. Pero esto no significa que los problemas humanos desaparezcan. Cambiarán, crecerán en algunos puntos o se magnificarán en otros. Pero no podemos predecirlos más allá de algunas notas rápidas porque el crecimiento robótico es un problema complejo.
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