movimiento del eje de la tierra

La Tierra se bambolea y la NASA cree saber por qué

Nuestro planeta no es una esfera ni tiene un eje fijo. Eso lo sabíamos. Aun así, la imagen de la Tierra en nuestra cabeza es perfecta. Se parece mucho a los globos terráqueos de las escuelas. Una esfera exacta, ligeramente inclinada y que rota suavemente sobre un eje si la impulsamos. La realidad es bastante más imperfecta. Es más, el movimiento rotatorio de este pedrusco achatado en sus polos se parece más al de una peonza de lo que podríamos imaginar.

“La Tierra no es una esfera perfecta. Cuando gira sobre su eje, una línea imaginaria que pasa a través de los polos norte y sur, se tambalea”, señalan desde la web de la NASA. Es lo que se conoce como movimiento polar, un fenómeno que conocemos desde finales del siglo XIX. En el último siglo y pico ha sido ampliamente descrito, pero nadie había logrado precisar sus causas. Hasta ahora. Y resulta que tienen algo que ver con el cambio climático.

movimiento del eje de la tierra

10 metros en 100 años

Desde que la tecnología permitió a Karl Friedrich Küstner describir con exactitud el movimiento polar en 1885, hemos continuado midiéndolo. Este bamboleo terrestre es fruto de tres movimientos. Según el International Earth Rotation and Reference Systems Service (IERS) son una oscilación libre y periódica que dura unos 435 días (la oscilación de Chandler), una oscilación anual provocada por el desplazamiento estacional de las masas de aire y agua y la deriva irregular del polo.

Las mediciones efectudadas desde el año 1900 en adelante muestran que el eje se desplaza, de media, unos 10 centímetros al año. O lo que es lo mismo, 10 metros en el último siglo. Los datos estaban ahí, pero seguíamos sin saber el porqué. Utilizando esta información y otros datos sobre el planeta para modelarlos en un (interesante) simulador, un equipo de científicos del Jet Propulsion Laboratory de la NASA en Pasadena, California, ha identificado por primera vez las causas del bamboleo de la Tierra.

La explicación tradicional era que el retroceso de los glaciares era responsable de este movimiento del eje de la Tierra. Pero recientemente se ha especulado que otros procesos podrían tener también un gran impacto en él”, señala Surendra Adhikari, primera firmante del paper ‘What drives 20th century polar motion?’ e investigadora del Jet Propulsion Laboratory. “Elaboramos modelos para un conjunto de procesos que se cree que son importantes para impulsar el movimiento del eje. No identificamos uno solo, sino tres conjuntos de procesos que son cruciales. Y la fusión de la criósfera global [las partes de la Tierra con agua en estado sólido, es decir, hielo] a lo largo del siglo XX es uno de ellos”.

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Simulaciones efectuadas por el laboratorio de la NASA.

Un planeta interconectado y complejo

Ya sea estudiando el clima, la ecología, los océanos o la geología, una realidad aparece cada vez con más frecuencia: cuanto más sabemos, más comprendemos la complejidad del planeta y las interconexiones entre fenómenos que siempre creíamos aislados. Hasta hace poco, el movimiento del eje se explicaba por el retroceso de los glaciares después de la última edad de hielo (hace 16.000 años) y lo que se conoce como ajuste isostático o GIA (por sus siglas en inglés). Es decir, la elevación de la masa terrestre que antes estaba bajo los inmensos glaciares.

“Nuestros modelos revelaron que este fenómeno [el ajuste isostático] solo podía ser la causa del movimiento polar entre un 18% y un 33%”, explican los investigadores en el paper. “Para encontrar una respuesta, acumulamos el mayor número de datos para reconstruir un modelo de la superficie terrestre durante el siglo XX, con información de la criósfera, las masas de agua y la sismología”. Y es que la redistribución de las masas (de hielo, agua y tierra) afectan a la rotación terrestre.

Uno de los principales hallazgos fue que, durante los últimos 100 años, la masa de hielo de Groenlandia se redujo en 7.500 gigatones. 7.500 billones de kilos. O el peso de 20 millones de edificios como el Empire State Building. “El deshielo de Groenlandia es una de las causas principales de un cambio de masa, del hielo al agua del océano, y, como consecuencia, del desplazamiento en el eje de la Tierra”, señalan desde la NASA. Lo mismo está pasando con el deshielo de los glaciares de la Patagonia. Según los investigadores, las zonas donde se produce este cambio de masas, a unos 45 grados del polo norte, son aquellas donde más impacto tiene.

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El tercer factor

Tenemos el deshielo provocado por el cambio climático. Y la retirada gradual de los glaciales después de la última glaciación con el consecuente ascenso de las masas terrestres. Para los autores del estudio, el tercer factor es puramente geológico. El último 33% de responsabilidad en el movimiento del eje es para la convección del manto terrestre, responsable del movimiento de las placas tectónicas. Es, a grandes rasgos, la circulación de materiales en el manto provocada por el calor del núcleo.

Para Eric Ivins, co-autor del estudio, este movimiento se puede entender bien observando el contenido de una olla de sopa colocada sobre el fuego. “A medida que la olla, o el manto, se calienta, el líquido empieza a subir y bajar, formando esencialmente un patrón de circulación vertical similar al de las rocas que se mueven a través del manto de la Tierra”, explica.

Así que tres elementos han estado detrás de que el eje de la Tierra se haya desplazado 10 metros en el último siglo. Dos (la post-glaciación y la convección del manto) se escapan a nuestro control por el momento. En el tercero, el deshielo provocado por el cambio climático, tenemos mucho que ver. Según concluyen los investigadores, es aquí donde tenemos que centrar nuestros esfuerzos. Están seguros de que si se acelera la pérdida de hielo, también se acelerará el movimiento polar.

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Imágenes | Pixabay, Unsplash/Alexandra Rose, Lena Bell, NASA

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