A pesar de los esfuerzos para reducir la brecha de género en las disciplinas STEM (ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés), aún existen grandes desigualdades.
Un nuevo estudio de la UNESCO, ‘Descifrar el código: la educación de las niñas y las mujeres en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM)’, vuelve a confirmar lo que ya sabíamos: detrás de estas diferencias no hay ningún factor biológico. La idea de que las disciplinas STEM son “algo de niños” (o, en el ámbito laboral, “algo de hombres”) es puramente cultural. Una postura que sigue reduciendo la confianza y el interés de las niñas a la hora de estudiar estas materias.
La desigualdad, de los estudios al mundo laboral
Actualmente, solo el 35% de los estudiantes matriculados en carreras STEM en todo el mundo son mujeres. En los equipos de investigación, la presencia femenina apenas alcanza el 28%. Las carreras STEM que cuentan con el menor número de inscritas son las relacionadas con la información, las comunicaciones y la tecnología.
En el mundo laboral, la desigualdad es especialmente alta en el campo de la inteligencia artificial (IA). Según el ‘Global Gender Gap Report’, elaborado por el Foro Económico Mundial, tan solo el 22% de los trabajadores de esta área son mujeres. Una cifra muy poco alentadora teniendo en cuenta que la IA se encuentra entre las especializaciones que más puestos de trabajo ofrecerán en un futuro próximo.
La tasa de deserción es, además, bastante alta. Muchas mujeres abandonan estas disciplinas durante su trayectoria profesional o en el momento de transición al mundo laboral. La mayoría lo hacen, sin embargo, años antes: sobre todo, durante los últimos años de la educación secundaria. Es precisamente en este momento en el que la brecha entre los géneros de los estudiantes se incrementa.
¿Qué lleva a las chicas a abandonar estas disciplinas?
En muchos países del mundo entra en juego el hecho de que las niñas optan a menos alternativas que los niños. Algo que va desde los niveles de escolarización hasta las trayectorias educativas disponibles.
En el resto, entran en juego factores sociales y culturales. El estudio ‘Descifrar el código: la educación de las niñas y las mujeres en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM)’ señala que no existen diferencias en el mecanismo neuronal de aprendizaje entre niños y niñas. Sin embargo, sí indica que el aprendizaje puede estar sustentado en la plasticidad neuronal, la capacidad del cerebro para ampliarse y formar nuevas conexiones.
“El desempeño de la educación, incluyendo las materias STEM, está influenciado por la experiencia y puede mejorarse mediante intervenciones dirigidas (…) Los estudios sugieren que las desventajas de las niñas en STEM son el resultado de la interacción de un rango de factores insertos tanto en los procesos de socialización, como de aprendizaje. Estos incluyen las normas sociales, culturales y de género, que influyen en la forma en que las niñas y los niños son criados, aprenden e interactúan con sus padres, su familia, sus amigos, sus profesores y la comunidad y que conforman su identidad, sus creencias, su conducta y sus elecciones”.
Los resultados de este proceso de socialización y la influencia de los estereotipos tienen especial importancia en los sesgos de autoselección. De ahí que muchas niñas, adolescentes e incluso mujeres dejen de considerar las disciplinas STEM como una posibilidad en el momento de elegir disciplinas de estudio, al considerarlas algo propio de campos masculinos.
Soluciones para despertar el interés
En primer lugar, es importante tener en cuenta que no todas las niñas se desalientan a causa de los estereotipos de género. Aquellas que tienen un fuerte sentido de eficacia personal en matemáticas o ciencias tienen más probabilidades de elegir estudios y carreras relacionadas con estos campos.
Por lo tanto, es importante mantener este interés por las disciplinas STEM en la escuela, a la hora de elegir las asignaturas en educación superior (junto a la infancia, el momento más importante) y al orientar sus planes profesionales.
El entorno cercano a las niñas resulta fundamental para lograr este objetivo. “Algunos estudios arrojan que las expectativas de los padres, especialmente las de la madre, tienen más influencia en la elección de carreras y de estudios superiores en las niñas que en los varones”, explican en el estudio de la UNESCO.
Los profesores tienen también la capacidad de alentar a las chicas para que se interesen en estas disciplinas y de crear ambientes de aprendizaje equitativos entre niñas y niños. “Al parecer, el tener profesores de sexo femenino otorga beneficios importantes para las niñas, posiblemente al actuar como modelos de rol y ayudar a desvanecer los estereotipos sobre las aptitudes STEM basadas en el género”, añaden en el informe. Los planes de estudio, el material educativo y las herramientas de evaluación pueden condicionar también el interés de las jóvenes.
“Necesitamos estimular su interés desde los primeros años, para combatir estereotipos, capacitar a los profesores a alentar a las niñas a elegir carreras STEM, desarrollar planes de estudio que sean sensibles al género, orientarlas y cambiar ideas preconcebidas, señala Irina Bokova, Directora-General de la UNESCO.
Formar las trabajadoras del mañana
Las normas culturales y sociales pueden modelar también la percepción de las niñas acerca de sus capacidades y su rol en la sociedad. Tal y como se refleja en el informe ‘Descifrar el código’, en los países con más igualdad de género las niñas tienden a tener actitudes más positivas y mayor confianza acerca de las matemáticas, por lo que la diferencia en el rendimiento es menor.
Por lo tanto, es fundamental invertir en políticas de igualdad para reducir la brecha. Por un lado, para lograr la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, y por el otro, para formar los profesionales que serán necesarios para cubrir la demanda de empleos en disciplinas STEM que surgirán durante las próximas décadas.
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