A partir de este otoño, los electrodomésticos que entren en el mercado europeo contarán con una nueva etiqueta de certificado energético. Sin embargo, en principio los consumidores no podremos verlas hasta marzo de 2021, cuando comiencen a mostrarse de forma oficial en algunos de los dispositivos.
Aunque no estén todavía a la vista, la integración de estas nuevas etiquetas abre un largo proceso que (si todo sale según lo previsto) finalizará en 2022. Su objetivo es hacer la lectura de estas etiquetas más sencilla y eficiente, y promover así la fabricación, el uso y la compra de electrodomésticos más responsables con el medioambiente.
Lo que nos cuentan las etiquetas actuales
Hasta ahora, las etiquetas que acompañan a los electrodomésticos se basan en la directiva europea del año 2010. En un principio, estas mostraban siete categorías, que iban de la A (la más eficiente) a la G (la menos eficiente). Para facilitar su lectura, las letras se acompañan de una escala de colores del verde al rojo (de nuevo, de más a menos eficiente).
Sin embargo, con el avance tecnológico, la eficiencia de los electrodomésticos mejoró, por lo que fue necesario añadir tres categorías más: A+++, A++ y A+ (pasando a ser A+++ la más eficiente). A su vez, dejaron de fabricarse dispositivos correspondientes a las últimas de la lista.
Esto provocó que en los últimos años la mayoría de los electrodomésticos nuevos se clasificasen dentro de las primeras categorías, quedando las últimas sin utilizar. Una encuesta de consumidores realizada por BELT (la iniciativa europea encargada de hacer el proceso de cambio de etiquetado lo más sencillo posible) desveló que esta escala resulta confusa y engañosa para gran parte de los usuarios. Para poner fin a este problema, la Unión Europea decidió simplificar y actualizar el sistema.
Cómo interpretar las etiquetas nuevas
El nuevo sistema (basado en el reglamento 2017/1369) regresará al etiquetado con siete categorías, de la A la G, marcadas por códigos de colores.
Es importante tener en cuenta que las características de cada categoría han variado, por lo que no tendrán relación con las de las etiquetas actuales. ¿Qué quiere decir esto? Que los electrodomésticos más eficientes (que ahora pertenecen a la clase A+++) se integrarán, como mucho, en la clase B. La categoría A quedará desierta, dejando así margen para posibles mejoras.
De esta forma, es posible que un electrodoméstico que hoy se encuadra en la categoría A pase a estar en otra más baja con la llegada de las nuevas etiquetas, como por ejemplo la D o la E. Sin embargo, esto no quiere decir que su consumo o su nivel de eficiencia varíen: simplemente cambia la forma de clasificarlo.
Qué más información contienen
Estas nuevas etiquetas de eficiencia energética darán información específica sobre el consumo energético en función de cada producto. Así, señalan desde BELT, los frigoríficos mostrarán el consumo anual; los lavavajillas, las lavadoras y las lavadoras-secadoras el consumo por 100 ciclos, y las pantallas y lámparas, el consumo por 1.000 horas de uso.
El objetivo es que el gasto quede más claro para el consumidor, y este pueda conocer así el impacto del uso de sus electrodomésticos en el día a día.
Además del consumo eléctrico, estas nuevas etiquetas informarán mediante pictogramas sobre el agua utilizada en el ciclo de lavado (en el caso de las lavadoras o lavavajillas), la capacidad de almacenamiento o el ruido que producen. Por último, incluirán también un código QR que los usuarios podrán escanear para obtener información adicional sobre el producto.
¿Qué fechas incluye el plan?
De acuerdo con BELT, los fabricantes deben incluir por ley tanto las etiquetas existentes como las nuevas a partir del 1 de noviembre de 2020. Sin embargo, la nueva etiqueta no debe mostrarse en tiendas y comercios online.
Será a partir del 1 de marzo de 2021 cuando el etiquetado empezará a ser visible en lavavajillas, lavadoras, secadoras y frigoríficos. A partir de septiembre de 2021, será obligatorio también para lámparas y bombillas.
La Unión Europea ha previsto, además, un plan más a largo plazo, según el cual otros electrodomésticos irán cambiando sus etiquetas durante los años siguientes.
Igualmente, según indica la OCU, estas nuevas etiquetas de eficiencia energética seguirán el ritmo de las mejoras tecnológicas. Cuando el 30 % de los productos del mercado de la Unión Europea alcancen la máxima clasificación, o el 50 % esté entre las categorías A y B, el sistema será revisado.
Ordenadores, móviles, tablets…
Aunque no estén incluidos en la lista anterior, algunos productos electrónicos, como las pantallas auxiliares para portátiles, también tienen etiqueta de certificado energético. Otros dispositivos como los ordenadores o los televisores, que conllevan un mayor consumo de energía, no se rigen por las mismas categorías.
Sin embargo, existen iniciativas como EcoLabel, una etiqueta de excelencia medioambiental que concede la Unión Europea desde 1972. Con ella, se distinguen los productos que cumplen con altos estándares ambientales durante todo su ciclo de vida: desde la extracción de materiales hasta su eliminación, pasando por la producción y la distribución.
Fuera de la Unión Europea se utilizan también otros distintivos. Un ejemplo es la estadounidense Energy Star, que certifica aquellos productos que ayudan a ahorrar energía y son más responsables con el medioambiente.
Imágenes | Unsplash/David van Dijk, OCU, BELT