La tecnología es una gran aliada de la humanidad en materia de eficiencia. Nos permite realizar más acciones con menos recursos. Pero este aumento de eficiencia también está aumentando el consumo energético global. En sectores como la inteligencia artificial, de manera evidentemente no sostenible a largo plazo.
El consumo realizado por la inteligencia artificial se duplica cada 3,4 meses según Open AI. Significa que, por cada 100 vatios consumidos actualmente, se consumirán unos 100.000 vatios en tres años. En una década el consumo en inteligencia artificial rivalizará y superará al de muchas naciones.
Cuánto ha avanzado la eficiencia energética
La eficiencia energética ha existido desde hace milenios. La mejora de un molino de agua que aprovechase mejor un caudal finito es un ejemplo de aumento de la eficiencia de energía, en este caso para moler grano.
Aparato a aparato, la mejora energética supone un alivio al medio ambiente. Así, cuando las primeras bombas de calor arrojaron 1,5 vatios de calor por cada vatio eléctrico consumido, supuso una celebración técnica.
Luego llegaron SCOP (vatios de calor/vatios eléctricos) de 2, 3, 4, y ya hay máquinas térmicas que son capaces de ofrecer SEER (vatios de frío/vatios eléctricos) de más de 8. El límite teórico parece estar en un SCOP de 14,65. Supone un logro importante.
El problema derivado de la eficiencia energética es que reduce mucho el coste, y por tanto el precio. Sí, es un problema. Cada vez que la eficiencia energética de un dispositivo baja con cada nueva generación, una gran parte de la población accede a su consumo.
El resultado, y a esto se lo llama Paradoja de Jevons, es que el consumo total aumenta cuando aumenta la eficiencia. En 2019 varios investigadores del MIT concluyeron que las redes neuronales actuales pueden ser hasta 10 veces más pequeñas, consumiendo “solo” un 10% de energía.
Aunque puede parecer una buena noticia —y en según qué ámbitos, como la sanidad, lo será— lo cierto es que el acceso por coste a la IA por parte de millones de personas hará que la cifra de duplicar la potencia cada 3,4 meses se quede muy corta.
¿Cuánta energía consumimos en casa?
Con datos del IDAE (Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía), el consumo del hogar se divide en seis grandes partidas: calefacción (5.172 kWh), electrodomésticos (1.924 kWh), agua caliente (1.877 kWh), cocina (737 kWh), iluminación (410 kWh) y aire acondicionado (170 kWh).
En el caso de las viviendas unifamiliares el consumo de energía total se duplica. De los 7.544 kWh que se consumen en los pisos, a los 15.513 kWh de las casas aisladas. El permanecer aisladas de otras viviendas hacen que las pérdidas en energéticas sean mucho mayores. Y eso sin sumar la energía para el transporte privado, movilidad por excelencia de estas viviendas.
¿Qué electrodoméstico consume más? El que más consume al año es el frigorífico (662 kWh), incluso a pesar de que hay en el mercado modelos A+++ con consumos muy por debajo de los 200 kWh. Le sigue el congelador (563 kWh) para los que lo tengan, y el televisor (263 kWh). La lavadora (255 kWh), la secadora (255 kWh, generalmente prescindible, por cierto) y el lavavajillas (246 kWh) tienen consumos muy próximos.
Algunos consejos para usar la energía energía en el hogar con más sabiduría son:
- Aislar bien la fachada y ventilar solo unos minutos al día.
- Usar máquinas de alta eficiencia. Prescindir de gas.
- Usar ropa adecuada a la época del año, como batas o bermudas.
- Comer fresco, ahorrando en cocina, horno y microondas.
- Evitar el uso de la secadora.
- Desconectar los electrodomésticos evitando el consumo fantasma.
Más eficiencia, pero más consumo energético
El consumo medio del frigorífico es de 662 kWh, pero hay modelos en el mercado que rondan los 175 kWh. ¿Significa eso que ahorraremos más energía en unos años? Es poco probable. En zonas localizadas, como Europa, todos disponemos de un frigorífico en casa.
Sin embargo, a medida que lo cambiamos por uno de mayor eficiencia, con el impacto energético de su fabricación y transporte, también agregamos al hogar numerosos dispositivos que antes no estaban. Robots aspiradores, domótica, altavoces inteligentes, enchufes conectados, etc. Todo esto agrega una demanda tanto al consumo como a la fabricación, que hay que tenerla en cuenta.
Además, hemos de tener en cuenta que muchos países aún no disponen de una red eléctrica que permita electrodomésticos que nosotros damos por sentados. O bien su precio resulta prohibitivo. A medida que aumenta la eficiencia, baja el coste total del objeto, y más países compran estos dispositivos. El consumo energético aumenta.
En unos años empezarán a circular vehículos autónomos. En algunos lugares ya lo hacen. Aunque tienen evidentes ventajas, como estar electrificados, ser un bien compartido que ocupa menos espacio en calle, lo cierto es que se sospecha que su uso se disparará. Al ser más asequible usar que poseer, muchos de nosotros empezaremos a movernos en coche.
Ya ha ocurrido con los patinetes. Este estudio demuestra cómo la bajada del precio de los patinetes hizo que muchos usuarios de transporte público, ciclistas y peatones se pasasen a esta movilidad. Pero apenas hubo conductores de turismo que cambiaron el coche por el patinete.
Cuánta energía se consume en el mundo y cuál es su evolución
La gráfica muestra el consumo de energía eléctrica en kWh por persona en el mundo, la población mundial total, y el producto de la misma, en GWh. No es difícil adivinar la trayectoria. Desde 1971 a 2011 se duplicó el consumo energético. El Banco Mundial no ofrece datos a partir de 2014.
¿Cómo se lee esto? La población mundial tiene un crecimiento exponencial. Dado que el consumo per cápita mundial es casi lineal, su multiplicación para obtener el consumo mundial total es también exponencial. Cada año que pasa consumimos mucha más energía que el año anterior.
Buena parte de ese aumento está derivado de la mejora energética que reduce los costes, combinada con nuevas formas de consumo eléctrico. La masificación del aire acondicionado responde a la primera, mientras que el auge de la inteligencia lo hace a la segunda. Parece que eventos como la Hora del Planeta apenas tienen repercusión.
Parece que Kardashov tenía razón, y las civilizaciones consumen cada vez más energía, si bien lo hacen cada vez más de fuentes limpias. Si seguimos a este ritmo, tardaremos un siglo en alcanzar una Civilización de Tipo I capaz de aprovechar toda la energía de un planeta.
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