Las altas temperaturas de los meses de verano hacen que muchos opten por la misma solución: encender el aparato de aire acondicionado. Una alternativa que permite reducir un par de grados las temperaturas de nuestras casas pero que, a la larga, contribuye a generar más calor en el exterior.
Analizamos el impacto del aire acondicionado en el medio ambiente y el reto energético que supondrá el aumento de su uso durante las próximas décadas.
1.600 millones
Según el informe ‘The Future of Cooling’ de la Agencia Internacional de Energía (AIE), el uso de energía destinada a la refrigeración en edificios se ha duplicado desde el año 2000 debido al aumento de las temperaturas, el incremento de la actividad y el crecimiento económico.
Una cantidad que seguirá aumentando durante las próximas décadas. En 2018, el mundo contaba con unos 1.600 millones de aparatos de aire acondicionado. Los datos de AIE indican que la cifra se multiplicará por tres en 2050, llegando a sumar más de 5.600 millones.
Actualmente, el uso del aire acondicionado se concentra en pocos países. Destacan sobre todo Japón y EE.UU, en donde el 91 y el 90% de los hogares cuenta con uno o más aparatos de climatización, respectivamente.
La mayoría de los hogares de los países más cálidos no tienen ninguno. En Brasil y México el porcentaje alcanza el 16%, mientras que en La India se reduce al 5%. Sin embargo, se espera que crezca su uso a medida que las temperaturas y la capacidad adquisitiva aumenten en países de África, Asia, América Latina y el Medio Oriente. Según el informe de AIE, este incremento ya se está notando China, India e Indonesia.
Reto energético
Alcanzar los 5.600 millones de acondicionadores en 2050 supone la venta de diez nuevos aparatos por segundo durante los próximos 30 años. Si no se optimiza su funcionamiento, su uso puede tener efectos devastadores para el planeta.
La electricidad necesaria para hacerlos funcionar puede sobrecargar las redes eléctricas, aumentando las emisiones de gases de efecto invernadero de 1.250 millones de toneladas en 2016 a 2.280 en 2050. Estas emisiones contribuirían al calentamiento global, lo que llevaría a la compra de más sistemas de aire acondicionado.
Entra en juego también el hecho de que los aires acondicionados emiten aire caliente hacia el exterior. De esta forma, a la vez que el interior de las viviendas está enfría, la del exterior se calienta, lo que puede aumentar la temperatura de las ciudades hasta más de un grado. Algo que lleva, de nuevo, a que quienes no usen aire acondicionado se vean obligados a comenzar a hacerlo.
El informe señala también que, a medida que la riqueza aumenta, se tiende a tener más electrodomésticos en los hogares. El calor que emiten puede llevar, también, a necesitar un aparato de aire acondicionado.
Los retos de los próximos 30 años
La solución para mitigar el impacto del aire acondicionado en el medioambiente no recae en evitar su uso, sino en garantizar su eficiencia energética. Sobre todo, en aquellos países en los que el calor supone un problema importante para la población.
“La creciente demanda de electricidad para el aire acondicionado es uno de los puntos ciegos más críticos en el debate energético actual”, señala el Dr. Fatih Birol, Director Ejecutivo de la AIE. “Con el aumento de los ingresos, la propiedad del aire acondicionado se disparará, especialmente en el mundo emergente. Si bien esto brindará mayor comodidad y mejorará la vida cotidiana, es esencial que se priorice su rendimiento de eficiencia. Los estándares para la mayoría de los nuevos aparatos son mucho más bajos de lo que deberían”.
En los últimos años se ha llegado a acuerdos para regular su funcionamiento, especialmente en lo relativo al uso de HFC o hidrofluorocarbonos. Sin embargo y según indica el informe ‘The Future of Cooling’, los aparatos de aire acondicionado a la venta en Japón y la Unión Europea suelen ser un 25% más eficientes que los que se ofrecen en EE.UU. y China.
Soluciones sostenibles
Un grupo de investigadores de Alemania y Canadá proponen la creación de aparatos de aire acondicionado que atrapan contaminantes. Su funcionamiento se basa en un filtro que captura moléculas de dióxido de carbono del aire que coge del exterior. El aire que vuelve a expulsar al exterior es caliente pero limpio, por lo que compensa el CO2 de su uso.
Según se indica en la revista Nature Communications, colocados en lugares estratégicos estos aparatos podrían llegar a atrapar hasta 1,5 toneladas de dióxido de carbono cada hora. De esta forma compensarían el CO2 que limpian con el que generan con su uso, pudiéndose considerar de cero emisiones.
Una idea que puede resultar muy útil si el número de aparatos de aire acondicionado crece hasta alcanzar los 5.600 millones, tal y como señala el estudio de AIE.
Imágenes | Unsplash/Mostafa Merafi, Michu ??ng Quang,