“El rostro es el espejo del alma”, dice el refranero español. De existir, aún no hemos sido capaces de medirla, pero sí hemos parametrizado la cara, la voz, determinado la orientación sexual, medido la presión arterial o diferentes emociones humanas. Todo ello a través de un rostro, o para construir uno.
Sé quién te gusta por tu rostro
“Mostramos que las caras contienen mucha más información sobre la orientación sexual que la que puede percibir o interpretar el cerebro humano”. Así empieza el abstract de un artículo científico publicado en febrero de 2018 por varios investigadores en el campo de la inteligencia artificial.
Su modelo de red neural profunda es capaz de determinar cuál es tu orientación sexual con tan solo mirarte a la cara. Hasta la fecha se pensaba que nada en nuestras facciones externas podrían aportar tanta información. Nos equivocábamos, la IA puede y lo hace mejor que los humanos.
Para entrenar el modelo los investigadores usaron más de 35.000 rostros y sus correspondientes orientaciones sexuales. Introduciendo una sola fotografía el sistema tiene una probabilidad del 81% de diferenciar entre un varón homosexual y heterosexual. En mujeres el porcentaje baja al 71%.
Lo más curioso es que los humanos somos mucho peores que esta IA en adivinar la orientación sexual. Solo acertamos el 61% de las veces con varones y el 54% con mujeres.
Medir la presión arterial con un vídeo de la cara
Los equipos médicos son objetos bastante caros. Es por eso que la aplicación de la inteligencia en el ámbito de la salud nos está ayudando a localizar tumores que no podemos ver o hacer fotos para localizar cáncer de piel.
Según un estudio de la Universidad de Toronto ya es posible hacerte un selfie o un vídeo de alta calidad y medir con él nuestra presión arterial, algo que podría revolucionar la medicina porque las cámaras están reduciendo su tamaño y precio y pueden integrarse en cualquier lugar.
Mediante una tecnología llamada transdermal optical imaging (TOI), la IA es capaz de “penetrar” en la piel y observar variaciones invisibles para los humanos. Y lo más interesante es que esta tecnología puede aplicarse a los selfies que nos hicimos en el pasado, mostrando una evolución.
Sé lo que estás sintiendo
La misma tecnología tiene aplicaciones más allá de la medicina. Puede ayudarnos, por ejemplo, en juicios, en terapia psicológica e incluso en análisis político. La presión arterial está relacionada con el modo en que nos relajamos, enfadamos, asustamos, etc.
En su vídeo TED ‘¿Puedes decirme si un niño está mintiendo?’, el investigador Kang Lee plantea la posibilidad de utilizar tecnología visual para medir las emociones humanas. Lo cierto es que las personas somos unas negadas a la hora de saber si alguien está mintiendo (acertamos el 50% de las veces) porque no somos capaces de observar el entramado de vasos sanguíneos de la gente.
Pero la inteligencia artificial, gracias a lo mostrado más arriba, sí lo hace. De modo que, en esencia, esta tecnología se convierte en un estupendo detector de mentiras que acierta el 85% de las veces. Cuando mentimos y nos ponemos ligeramente nerviosos, nuestra temperatura cambia de forma sutil.
Y lo mejor de todo es que las personas no podemos controlar estos flujos sanguíneos, por lo que no podemos ocultarlos en un interrogatorio o durante la sesión de un terapeuta. No podemos evitar mostrar nuestros sentimientos a las inteligencias artificiales.
Te oigo y sé cómo es tu cara
Varios investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) ha publicado un estudio científico sobre Speech2Face. Para simplificarlo, esta inteligencia artificial es capaz de saber cómo eres en base a cómo hablas. Tal cual, aunque suene extraño.
El concepto es desconcertante porque resulta evidente que el tipo de voz que tenemos y el tipo de cara guardan una concordancia muy cercana. La inteligencia artificial es capaz de determinar la edad, el género o la etnia de la persona, entre otros parámetros.
Esto podría tener aplicaciones en verificación de identidad e incluso en el dibujo de retratos robot de delincuentes que se hayan dejado grabar en audio aunque llevasen la cara tapada.
Cómo se reconstruye una denisovana
Los denisovanos fueron un tipo de homínido que vivieron hace cerca de 100.000 años. De ellos quedan muy pocos restos y, sin embargo, investigadores de la Universidad Hebrea en Jerusalén han logrado reconstruir una imagen realista de cómo eran aquellos humanoides.
Para ello han usado lo único que se sabe de los denisovanos: tenemos la falange de un meñique, tres dientes y una mandíbula inferior, más ADN. Pero gracias a este genoma y el estudio previo de otras especies y sus huesos, hemos sido capaces de dar forma al cráneo, y algunos dibujantes han reconstruido el rostro.
La cara es lo primero que vemos de una persona. Se trata de una estructura compleja con decenas de músculos que han evolucionado para transmitir información a quien tenemos delante. La tecnología, con la IA a la cabeza, nos está ayudando a entender su importancia.
En Lenovo | ¿Prohibimos la tecnología de reconocimiento facial?
Imágenes | Ludvig Wiese, kyryll ushakov, Speech2Face