La ciencia ficción es un género que nos encandila. En gran parte, porque nos permite asomarnos a porvenires distópicos y alejados del mundo real, pero sin embargo extrañamente familiares. Incluso cuando se busca transportar al espectador a un universo totalmente nuevo y extraño, existen una serie de paralelismos con nuestras vidas cotidianas que permiten generar lo que en guionización se conoce como la suspensión de la incredulidad. Gran parte de esos recursos argumentales y de atrezzo tiene que ver con el uso de las tecnologías, y han sido frecuentemente utilizados en películas futuristas.
Algunos de estos avances han resultado ser sorprendentemente adelantados a su tiempo. Después de todo, los grandes autores del género, ya desde los tiempos de Julio Verne y Mary Shelley, han sido futuristas consumados con un gran interés en cuestiones tan avanzadas como los viajes espaciales y el transhumanismo, hasta el punto de que en ocasiones han sabido predecir tecnologías e incluso cambios sociales con décadas de antelación.
A continuación, conozcamos algunas de esos largometrajes que, sin proponérselo, supieron vaticinar el futuro. Cuidado con los spoilers.
Índice de películas futuristas
- Star Trek: móviles y traductores primitivos
- Cuando el destino nos alcance: reciclaje humano y muerte asistida
- Minority Report: justicia predictiva e interfaces gestuales
- 2001: una odisea del espacio. IA, tabletas y videollamadas
Star Trek (1966-)
Comenzamos haciendo una pequeña trampa, porque Star Trek no entraría, en rigor, en una lista de películas futuristas porque es una franquicia compuesta por filmes, sí, pero también por series, videojuegos y libros que nos lleva nada menos que hasta 1966, cuando se emitió el primer episodio de la serie original.
Este vintage ha permitido a sus guionistas observar la evolución de la ciencia y la tecnología para incorporarla con mejor acierto que otras producciones, pero no hay que perder de vista que Gene Roddenberry, su creador, fue piloto de aviones de combate antes que guionista, y ya desde su juventud mostró un gran interés por cuestiones de índole futurista. Muchos de sus intereses personales se pueden ver en este inabarcable universo, parcialmente gobernado por una federación de planetas que debe combinar la exploración de los confines del espacio con misiones de pacificación, por decirlo suavemente.
Comunicadores: el teléfono móvil antes del teléfono móvil
El primer teléfono móvil comercial llegó en 1983, pero Star Trek se adelantó casi dos décadas a su lanzamiento con sus comunicadores. Estos pequeños dispositivos de bolsillo permitían a los miembros de la tripulación hablar entre sí durante misiones en la superficie de distantes planetas, e incluso podían ser utilizados para enviar datos de posición exactos para facilitar la teleportación. Igual que tu smartphone (por lo de la geolocalización, no por lo de teletransportarse).
Por supuesto, Star Trek se toma ciertas licencias en lo que respecta a la ciencia, y es que los comunicadores pueden funcionar sin satélites e incluso enviar datos subespaciales. Algo por otro lado necesario para el desarrollo del guion, puesto que en muchos episodios de la serie la pérdida de uno de estos dispositivos era el origen de todos los males de la tripulación.
Traductores universales
No, en Star Trek no todo el mundo habla el mismo idioma. Si ya en nuestro planeta coexisten cientos de lenguas, imagina el guirigay que puede darse en el puente de mando de una nave espacial con una docena de especies distintas. ¿Cómo poner orden en este caos idiomático? De la forma más sencilla posible: a través de pequeños traductores universales no muy diferentes de nuestros traductores electrónicos.
Aunque inicialmente estas máquinas eran vagamente portátiles, a partir del siglo 24 ya poseen el tamaño de un auricular. Algo conveniente si la idea es que creamos que un ferengi, un humano y un vulcaniano pueden mantener una conversación sin haber pasado antes por una academia de idiomas interestelar.
Cuando el destino nos alcance (1973)
Basada en la novela ¡Hagan sitio!, ¡hagan sitio!, Cuando el destino nos alcance es una de esas películas futuristas de tintes ecológicos que ha logrado mantenerse extrañamente vigente a pesar de retratar un mundo de pesadilla muy anclado en la década de los 60, cuando la humanidad comenzó a tomar conciencia de problemas como la superpoblación, el exceso de contaminación y el fin de los recursos naturales. Un clásico absoluto que merece la pena redescubrir.
Reciclaje humano
Uno de los muchos temas abordados por este largometraje es cómo alimentar a una población que no deja de crecer. Lo cierto es que los temores de Harry Harrison sobre el peligro de la superpoblación resultaron estar en gran medida infundados, pero nos dejaron ante la macabra posibilidad de reciclar cadáveres para proveer de nutrientes a unas ciudades donde se hacinan decenas de millones de personas.
¿Ha resultado acertada esta previsión? Por fortuna, no, aunque en algunos lugares es legal utilizar cuerpos de personas fallecidas para fabricar compost. Y aunque parezca mentira, es un suculento negocio.
Muerte asistida
Una de las secuencias más memorables de la película tiene lugar cuando uno de los protagonistas ha decidido que no puede seguir viviendo en un mundo donde solo hay miseria allá a donde mire. En el futuro de la narración la muerte asistida es promocionada por el propio gobierno como forma de evitar los problemas de falta de recursos derivados de la superpoblación, y se realiza de forma placentera en unas cabinas donde el ciudadano puede visionar escenas idílicas del mundo que existía antes de la debacle.
Y luego lo convierten en galletas.
Actualmente las políticas de muerte asistida generan un debate ético importante y por lo general, allí donde existen se limitan a aquellas personas con dolencias físicas incurables. No obstante, será un servicio que comenzará a ofrecerse en Canadá a partir de 2023 a personas con enfermedades mentales “insoportables”, suscitando una polémica que supera fronteras: las territoriales, y las ubicadas entre películas futuristas y realidad.
Minority Report (2002)
Tom Cruise protagoniza una de las películas futuristas del siglo XXI de más éxito: Minority Report. De este siglo, pero con ya 20 años de edad, la mítica adaptación al cine de la historia firmada por Philip K. Dick en 1956 se puede considerar antigua. Su idea de anticiparse al crimen y utilizar los últimos avances tecnológicos para luchar contra él son sin embargo extrañamente actuales, y lo que en 2002 parecía una distopía, ahora empieza a resultar extrañamente creíble…
Justicia predictiva
Virtualmente todo el argumento de esta pel Minority Report gira en torno a la capacidad de predecir crímenes que aún no han sucedido gracias a las perturbaciones que sienten humanos especialmente dotados, conocidos como precogs. Por supuesto, no hay estructura en el cerebro humano que nos permita saber si se va a cometer un asesinato a 30 km de distancia, pero los avances en justicia predictiva permiten saber mediante técnicas de inteligencia artificial qué perfiles de delincuente son más propensos a reincidir, y unido al estudio de cada caso concreto, hasta pueden valorar su nivel de riesgo.
Actualmente la justicia predictiva es un campo experimental, pero ya hay grandes empresas trabajando en la depuración de sus algoritmos y posiblemente no tardemos en ver aplicaciones prácticas.
Interfaces gestuales
https://youtu.be/PJqbivkm0Ms
Otro aspecto pionero de Minority Report fue el uso de interfaces gestuales avanzadas. Varios años antes del lanzamiento del primer teléfono inteligente moderno, Spielberg y su equipo adelantaron una especie de control multitáctil basado en emisores de luz que permite al protagonista de la película manejar grandes volúmenes de información visual. A día de hoy, esta misma idea se está explorando para visores de realidad virtual, así que los diseñadores no iban nada desencaminados.
Publicidad personalizada
¿Te has parado a pensar alguna vez en cómo la publicidad de internet sigue tus patrones digitales de comportamiento y, si lees mucho sobre coches, tus anuncios en el navegador estarán relacionados con el mundo de las cuatro ruedas? Algo parecido sucede en Minority Report con la publicidad a pie de calle, capaz de reconocer a cada individuo para mostrar información relevante a su demografía.
Nosotros aún no hemos llegado a ese extremo, pero ya hay sistemas basados en cámaras que exploran los movimientos de los ojos de los consumidores para saber dónde se fijan al caminar por un supermercado y ajustar acordemente la disposición de los productos y la publicidad. ¿Será un primer paso?
2001: una odisea del espacio (1968)
2001: una odisea del espacio no es una de las típicas películas futuristas: es un case study sobre el papel del futurismo en la ciencia ficción. La increíble novela de Arthur C. Clarke, uno de los escritores más clarividentes de todos los tiempos, fue adaptada al cine por el sensacionalmente detallista Stanley Kubrick para crear un filme que representó con una fidelidad increíble el futuro de los viajes espaciales… un año antes de que el hombre llegara a la Luna.
Realmente podríamos pasarnos horas y horas hablando sobre las predicciones de 2001 y cómo clavó casi todas ellas, así que vamos a centrarnos en algunas de las que posiblemente te vayan a resultar más familiares.
IA fuera de control
Aunque el concepto del robot asesino nos lleva a la mismísima historia del gólem, Arthur C. Clarke y Stanley Kubrick crearon con 2001 una de las representaciones más creíbles de lo que es una inteligencia artificial fuera de control. La computadora de vuelo HAL 9000, empeñada en que los humanos a bordo del Discovery One no lleven a cabo su misión, emprende una terrorífica campaña de sabotaje a millones de kilómetros de la Tierra, mostrando rasgos de comportamiento más propios de una persona que de un ordenador de los años 60. Si entonces era escalofriante, ahora que sabemos de verdad todo lo que puede hacer una IA, aún lo es más.
Tabletas
Durante un momento concreto de la película, los tripulantes de la Discovery One desayunan en un módulo que gira sobre sí mismo para simular el efecto de la gravedad. Y sobre las mesas, algo inaudito: un enorme dispositivo multimedia supuestamente portátil. Lo que hoy en día llamaríamos una tablet.
Resulta notable que hace más de medio siglo Kubrick y su equipo de producción pudieran anticipar el futuro de los ordenadores de forma tan nítida, máxime cuando todo lo que había entonces era enormes mainframes del tamaño de una habitación conectados a pesados monitores CRT.
Videollamadas
Arthur C. Clarke estaba obsesionado con que la idea de que poner en contacto a todas las personas del mundo redundaría en una nueva etapa de comunicación y entendimiento. Ahí no estuvo muy acertado, pero 2001 proporciona un vistazo sorprendentemente preciso al futuro de las videoconferencias. Lo cual es llamativo si consideramos que la primera videollamada se produjo años después, en 1970. Una pequeña muestra de la genialidad del que es uno de los mayores autores de ciencia ficción de todos los tiempos.
Imagen de portada | Paramount Pictures
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