El Mekong es uno de los ríos más contaminados del mundo. Se calcula que cada año transporta unas 40.000 toneladas de plástico que van a parar a los océanos, en donde comienzan un lento proceso de degradación que puede llegar a durar cientos de años.
Para poner fin a este problema, un proyecto colaborativo entre el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y Google busca elaborar un modelo de machine learning para detectar cómo llega esta basura a los ríos. Se trata de descubrir en qué zonas se producen más vertidos y dónde es más importante actuar para atajar esta cuestión desde el inicio: su desechado.
La puerta de entrada al mar
El problema de la contaminación de los ríos no empieza ni acaba en el Mekong. Cada año, ocho millones de toneladas de plástico terminan en los océanos. La gran mayoría llega a ellos a través de los ríos, la gran puerta de entrada de los residuos al medio marino. Sin embargo, no todos tienen el mismo peso a la hora de transportar basura al mar: se estima que solo diez ríos están detrás del 90 % de los vertidos de plástico al mar en todo el mundo.
Ocho de estos 10 ríos están en el continente asiático. Destacan, sobre todo, el Mekong y el Ganges, alrededor de los cuales gira la vida de cientos de millones de personas.
El río Mekong nace en la cordillera del Himalaya y desemboca en el mar de China Meridional. Recorre 4.350 kilómetros a lo largo de seis países: China, Birmania, Laos, Tailandia, Camboya y Vietnam. La densidad de población a sus orillas, unida a la ausencia de sistemas adecuados de gestión de residuos, hace que en muchos casos el río termine usándose como basurero. Y de no poner soluciones, la magnitud este problema podrá seguir aumentando a medida que crecen, también, la población y el consumo de recursos.
Al contrario de lo que podría imaginarse, la investigación alrededor de la contaminación por plásticos está todavía en un estado inicial. Sabemos que se han producido más de 8.300 millones de toneladas del material desde la década de 1950 y que cerca de un 60 % ha terminado en vertederos o en el medioambiente. Sabemos también que los microplásticos entran en la cadena trófica de los seres vivos o que están presentes ya en prácticamente cualquier rincón del planeta.
Sin embargo, no sabemos muchas otras cosas. Por ejemplo, ¿cómo, dónde y por qué llega esta basura a los ríos?
En qué consiste el programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente y Google
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente está trabajando en colaboración con Google para crear un nuevo modelo de machine learning que permita tener una visión más completa del problema del plástico en el río Mekong.
El principal objetivo de esta herramienta es desvelar cómo llega al río esta contaminación por plástico. Lo cierto es que ya existe información de la que partir en las investigaciones: durante 2019 y 2020, el proyecto CounterMEASURE (del PNUMA en colaboración con el Instituto Asiático de Tecnología) evaluó las fugas de plástico en el río Mekong utilizando datos geoespaciales e imágenes realizadas por investigadores y voluntarios.
A esta información se unirán ahora más imágenes de residuos y zonas especialmente afectadas, facilitadas por las comunidades. Finalmente, la herramienta de inteligencia artificial se encargará de poner orden entre tantos datos. Con los resultados, se elaborará un mapa con los puntos más problemáticos para que los Gobiernos puedan cambiar sus políticas y saber hacia dónde dirigir más recursos.
“El problema de la contaminación plástica exige soluciones creativas”, explicó Dechen Tsering, director regional del PNUMA en Asia y el Pacífico. “El proyecto CounterMEASURE ya ha implementado una variedad de tecnologías para ayudar a mapear la contaminación plástica en los ríos. Con el apoyo de Google, podemos mejorar el detalle y la precisión de este trabajo, lo que ayudará al PNUMA a desarrollar una guía para que los Gobiernos locales y nacionales aborden de manera eficaz la contaminación plástica en los ríos”.
Entre los objetivos del PNUMA está también que este proyecto (que cuenta con tecnología de código abierto) se ponga en práctica en muchas otras regiones del mundo para reducir así por fin el impacto del material en el medioambiente.
Delfines, algas y plásticos
Se calcula que menos del 1 % de los plásticos que llevan los ríos se ve a simple vista, flotando en la superficie. El 99 % restante fluye por las capas más profundas para acabar depositándose en el fondo o llegando al mar.
En el caso concreto del Mekong, la presencia de plásticos en los cauces del río afecta, por ejemplo, a los delfines del río Irawadi (Orcaella brevirostris). Estos cetáceos viven en los océanos, cerca de la costa, y frecuentan también ríos y estuarios. A menudo se quedan enredados en los plásticos y restos de aparatos de pesca que se acumulan en su desembocadura.
La contaminación por plásticos no es, sin embargo, la única amenaza a la que se enfrenta este río, que contiene una gran biodiversidad. Las consecuencias del cambio climático y los vertidos de sustancias derivados de actividades cercanas (agricultura, industria o ganadería, por ejemplo) hacen que su entorno esté cambiando a gran velocidad.
Imágenes | Unsplash/Dick Hoskins, Unsplash/Hieu Do, Pexels/Lan
Más en El Blog de Lenovo | El Mediterráneo, la masa de agua que peor lo está pasando por la acción del ser humano