Hoy en día, si compras un ordenador de sobremesa moderno como un Lenovo Legion Tower 5i Gen 6, no digamos ya un portátil tipo Legion Slim 7i Gen 7, verás que no tienen espacio para ningún medio de almacenamiento extraíble que no sea de tipo USB. Hace muchísimos años que cintas magnéticas y disquetes pasaron a mejor vida, y al menos un lustro que las unidades ópticas son realmente exóticas. La mayor parte de nuestras compras de software son 100 % digitales, descargadas a través de Internet, y si quieres compartir archivos con un amigo, los mandas por la nube o utilizas una memoria externa o disco duro.
Sin embargo, el almacenamiento magnético, que muchos de nosotros conocimos de la mano de microordenadores como el Spectrum, se resiste a morir. Cintas y disquetes siguen vivos, y aunque no podamos encontrarlos fácilmente en las tiendas, tienen un curioso pero estable mercado profesional. Compañías que en ocasiones tienen que bucear en eBay y Wallapop para seguir manteniendo con vida sistemas prehistóricos de los que no pueden prescindir, y que se aferran a tecnologías que la mayoría del mundo considera obsoletas.
¿Pero cómo es posible? Vamos a adentrarnos un poco en este curioso mundillo.
Índice
Industrias y sectores que aún usan cintas magnéticas y disquetes
- Centros de datos
- Repositorios y bibliotecas
- Sistemas aviónicos
- Maquinaria industrial
- Armas nucleares (tal vez)
- Estudios de música
- Videojuegos de edición limitada
¿Qué es un disquete?
El disquete -también conocido como disco flexible, diskette o floppy– es un soporte de almacenamiento que combina una lámina circular magnética blanda con una carcasa protectora blanda o rígida. Este medio fue creado en los años 60 por IBM e inicialmente utilizaba enormes discos de ocho pulgadas de diámetro con la sorprendente capacidad de 80 kilobytes (KB) solo para lectura. Ya en la década siguiente veríamos modelos con capacidad de escritura como el pionero Memorex 650, y con el tiempo su tamaño descendería hasta unas mas manejables 5.25 pulgadas.
Los discos de esta capacidad fueron para muchos una primera exposición al formato, con sus característicos exteriores de cartón plastificado y la ventana que dejaba ver el material magnético de su interior. Podían almacenar 360 KB en sus versiones de doble cara y eran poco resistentes a los arañazos. Fueron rápidamente sustituidos en los 80 por los modelos de 3.5 pulgadas, de exterior rígido, interior protegido mediante una ventana metálica y almacenaje de la delirante cantidad de 1.44 megabytes.
Entre estas tres versiones, y en particular entre los discos de 5.25 y 3.5 pulgadas, hubo numerosos diseños intermedios y en cierto grado experimentales, pero casi todos funcionaban básicamente igual: una unidad de lectura-escritura (la disquetera) hacía girar el disco contenido en el disquete mientras un cabezal accedía a los datos grabados en su superficie magnética, pudiendo realizar nuevas escrituras modificando la polaridad de las micropartículas de óxido de hierro contenidas en la superficie del propio disco.
Así, el disquete se fue convirtiendo en un medio de almacenamiento cada vez más caro, con tiempos de acceso muy lentos y capacidades diminutas. Pero su mayor problema es que dejaron de fabricarse en 2010, cuando Sony cerró la última fábrica que quedaba abierta.
¿Por qué se siguen utilizando ahora?
En cualquier caso, estos discos magnéticos portátiles, particularmente los de 3.5 pulgadas, tienen el beneficio de que son muy estables si se almacenan en lugares con las condiciones adecuadas. Son imprescindibles en algunas industrias con sistemas informáticos muy antiguos y que no pueden ser modernizados fácilmente sin causar un auténtico caos. Más que por gusto, su supervivencia es una cuestión de necesidad. Estas compañías han llegado a comprar miles y miles de disquetes procedentes de almacenes y empresas quebradas solo para asegurarse su suministro.
Por supuesto, también están los aficionados a lo retro. Cantidad de jugadores de los 80 se lanzan a crear sus propias “cajas DOS” o conseguir equipos como los de la familia Amiga o el Atari ST para recordar esas partidas a Monkey Island o Heimdall 2. Y aunque hay remedios modernos como la emulación desde tarjetas SD usando apliques de hardware, no hay nada más auténtico que usar los traqueteantes disquetes de antaño. Que por cierto, hasta se han utilizado para componer música, tal es el caso del célebre Floppotron.
¿Qué es una cinta magnética?
El funcionamiento interno de una cinta magnética no es tan distinto del de un disquete, puesto que también se basa en la lectura y escritura de datos mediante el cambio de polaridad de partículas magnéticas en una superficie flexible. La diferencia fundamental es que la lectura no se realiza desplazando un cabezal sobre el medio que contiene la información, sino que en este caso suele permanecer fijo y la cinta se enrolla o desenrolla en unas bobinas.
Las cintas aparecieron con los primeros mainframes en los años 50 y desde entonces (y a diferencia de los disquetes) no han dejado de evolucionar en formato y densidad. Todos conocemos sin duda el casete musical, que más tarde veríamos convertido en celebérrimo medio de almacenamiento para microordenadores domésticos tan célebres como el Spectrum 128K, y sin duda muchos recordarán también las famosas cintas de vídeo VHS.
Actualmente las cintas magnéticas suelen adoptar un formato de tipo cartucho y pueden guardar cantidades monstruosas de datos, alcanzando decenas de terabytes (TB) por unidad. De hecho, IBM y Fujifilm han logrado almacenar hasta 580 TB.
Los cartuchos modernos tienen la ventaja de que ofrecen una buena relación gigabyte/precio, capacidades de almacenamiento muy elevadas y tasas de transferencia sorprendentemente rápidas. Su aspecto menos positivo es la lentitud en el acceso a datos concretos, puesto que las unidades de cinta pueden leer y escribir a buena velocidad, pero para localizar una sección específica es necesario rebobinarla.
¿Por qué se siguen utilizando ahora las cintas magnéticas?
Las cintas magnéticas modernas son muy asequibles en relación a la capacidad de almacenamiento que proporcionan y se siguen fabricando en masa. Su disponibilidad no es un problema. Además, son extremadamente resistentes. A pesar de que todos estamos familiarizados con la fragilidad de los casetes originales, los cartuchos actuales soportan muy bien todo tipo de golpes, y si se guardan en un lugar controlado pueden retener su información durante décadas.
Industrias y sectores que siguen utilizando cintas magnéticas y disquetes
Centros de datos
Puede que creas que la copia de seguridad de los datos de tu empresa se guarda en un disco duro, pero tal vez reside en una cinta magnética. De hecho, es muy común que estas se usen como los backups de los backups, lo que sirve de prueba de la resistencia (y eficiencia de costes) de este medio antiguo pero muy efectivo.
Repositorios y bibliotecas
La conservación de software históricamente importante está ganando cierto predicamento en algunos países, y la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, una de las bibliotecas públicas más importantes y extensas del mundo, alberga parte de sus archivos en cintas magnéticas. Una alternativa muy superior a los discos ópticos, que se degradan rápidamente con el paso de los años por el fenómeno conocido como disc rot.
Sistemas aviónicos
Aunque no te lo creas, algunos aviones aún utilizan disquetes en su mantenimiento. La actualización y revisión de sus sistemas electrónicos se realiza mediante discos dada la antigüedad del hardware y los problemas (de costes o técnicos) derivados de certificar elementos modernizados.
Maquinaria industrial
Igual que sucede con la aeroelectrónica de algunos aviones antiguos, numerosos sistemas industriales que deben estar funcionando 24/7 solo pueden ser actualizados o reconfigurados por los medios originales. Y cuando hablamos de los robots de una fábrica levantada hace 30 años, muy posiblemente eso significa que sus ordenadores aún siguen usando disquetes. Te sorprendería la cantidad de instalaciones que aún los utilizan.
Sistemas de armas nucleares (tal vez)
Igual que sucede con ciertas instalaciones industriales, los sistemas de ataque y defensa nuclear no pueden desconectarse fácilmente. Al mismo tiempo, seguir dependiendo de medios obsoletos para actualizar su software o las listas de objetivos puede tener consecuencias catastróficas a largo plazo, motivo por el cual el Departamento de Defensa de EEUU decidió modernizar en 2019 unos componentes físicos que aún estaban anclados en los 70. La pregunta es… ¿qué sucederá en otras potencias nucleares?
Estudios de música
Esta industria también tiene una dependencia enorme de las cintas magnéticas. Desde aquellos primeros rollos de estudio a las más modernas cintas de audio digitales (DAT), numerosas grabaciones originales existen únicamente en formato magnético, y su conservación en almacenes de atmósfera regulada es objeto de un cuidado extraordinario.
Juegos de edición limitada
Finalmente, algunos indies especializados en sistemas retro siguen sacando nuevos juegos y programas tanto en casete como en disquete, consiguiendo unidades vírgenes allá donde pueden y grabándolas usando los servicios de las pocas casas especializadas que aún quedan. Un apasionante submundo del que es casi imposible escapar una vez que te adentras en él.
Imágenes | Daniel Schludi, ProStock Studio/Shutterstock, Kjetil Kolbjornsrud/Shutterstock, Leonel Fernandez, The8BitGuy
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