Despertarse sin recordar lo soñado es frecuente, así como olvidarlo en minutos. Aunque hay muchas teorías, no estamos seguros de cómo de útiles son los sueños porque nadie los ha grabado en soporte digital y tampoco los ha comparado a través de una gran base de datos. Aunque el MIT lo intenta con su laboratorio Dream Lab.
¿Son los sueños un proceso de aprendizaje? ¿Una simulación para entrenar nuestra toma de decisiones? ¿Son parte de un error de fragmentación del «disco duro» de nuestra memoria? Lo más cerca que estamos de saber esto es comparar notas de cuaderno al despertar, caldo de cultivo para la pseudociencia.
Pero si logramos interactuar con los sueños de forma que tengan impacto real en nuestra vida, también tendremos caldo de cultivo para el hackeo. Porque si tenemos tecnología para hackearnos la mente y tener sueños vívidos, al tiempo abrimos la puerta a piratas del sueño. Justo lo que nos faltaba.
El proyecto Dream Lab, del MIT
“A pesar de que un tercio de nuestra vida la pasamos dormidos, el sueño es ‘un país olvidado’ de nuestra mente; y la gran mayoría de nuestra tecnología está diseñada para la vigilia” — MIT Media Lab
Dream Lab nació como proyecto dentro del grupo de trabajo Fluid Interfaces Group, del MIT Media Lab. A lo largo de los años, su objetivo ha sido descifrar qué ocurre dentro del sueño. Conocer para qué sirve, qué procesos se desarrollan y cómo podemos darle un uso positivo. Esto último es clave. El proyecto está dirigido por Judith Amores, una visionaria del campo.
Buena parte del proyecto descansa sobre el pilar de determinar el porqué de los sueños más allá de una descarga aleatoria de información. ¿Por qué no simplemente dormir sin recordar nada? Da la impresión de que el proceso es necesario, aunque aún no se saben los motivos. La teoría principal es que los sueños son “puntos de acceso a niveles más profundos de cognición”, pero no está demostrada.
Sin embargo, el proyecto tiene un segundo pilar mucho más importante y utilitarista. Responde a la pregunta de “¿Se pueden manipular los sueños?” y espera ser capaz de descubrir si se pueden piratear, aumentar o balancear (hacked, augmented y swayed, en el inglés original). Y con él se abre una puerta que quizá no podamos cerrar.
Dormio, Bio Essence, Cocoon: ¿podemos interactuar con los sueños?
Aunque no lo sepamos todo de los sueños, sí sabemos mucho sobre ellos. La fase de sueño es un periodo necesario para los mamíferos. Es aquí donde tiene lugar una gran cantidad de procesos necesarios para un correcto funcionamiento durante el día, y hay estudios que demuestran que la privación del sueño nos afecta de forma negativa. El sueño es importante.
La gran pregunta es si podemos desbloquear el sueño como proceso semiconsciente, como sospechamos que hacían genios como Thomas Edison, Nikola Tesla, o Salvador Dalí, quienes se dormían con una bola de metal en la mano a la espera que esta cayese y les despertase en plena fase hipnagógica, fase temprana del sueño caracterizada por sus «alucinaciones».
Sin embargo, esta forma burda de interactuar con el sueño no es lo que tienen en mente en Dream Lab. Sus proyectos rozan los límites de lo que conocemos:
Proyecto Dormio. A través de un guante háptico (arriba), el objetivo es emular la creatividad hipnagógica descrita anteriormente.
Proyecto BioEssence. Este proyecto trata de ayudarnos a desplazarnos por un sueño usando recuerdos olfativos como punto de referencia.
Proyecto Cocoon. Este proyecto pretende modificar fases de sueño, ayudar al soñador a desplazarse a través del mismo. En principio, para poder resolver aspectos como los miedos o ansiedades. Lo hace encerrando a los voluntarios en semiesferas aisladas con su propio ritmo y atmósfera (abajo), combinando los dos proyectos anteriores y otros.
Cocoon es una máquina de sueño programable habilitada por la síntesis del trabajo en progreso en el Grupo de Interfaces de Fluidos del MIT Media Lab | Cocoon.
En una fase más avanzada del proyecto, el objetivo es grabar las sesiones REM (proyecto Masca) e incluso hacer que estas se conviertan en «sueños lúcidos», un tipo de sueño caracterizado por la percepción (aún no se sabe si real) de que tenemos el control del mismo. Esta fase aún está lejos de ser implementada.
Piratas del sueño, la aplicación delictiva de esta tecnología
Este tipo de noticias da pie a todo tipo de merecidos relatos distópicos derivados de una mala aplicación de esta tecnología. La voz en off de uno de los episodios de Futurama decía “Este sueño ha sido patrocinado por calzoncillos Velocidad Luz” justo antes de que Fry, su protagonista, se despertase. ¿Llegaremos a algo así? ¿Abrirá el dominio de los sueños al capital-riesgo y la inversión? Parece que nos hace falta más filosofía.
Una de las características de los proyectos Dormio y BioEssence es que son libres y de código abierto. Son todo lo contrario a la centralización, para bien y para mal. Cualquiera puede descargarse las instrucciones, aplicarlas en su casa y, si le sirven de algo, compartir sus conocimientos e incluso mejorar el modelado de prototipos. Con el peligro que entraña el hackeo del cuerpo humano y la mente.
Si soy capaz de manipular mi sueño para modificarlo a mi voluntad, y lo controlo mediante una app de smartphone, es muy probable que abra la puerta a un tipo de pirateo de una complejidad social que no somos capaces de imaginar y que eclipsará el escándalo de Cambridge Analytica. Especialmente si la herramienta no es de uso masivo y no cuenta con salvaguardas.
Si tenemos abierto el cerebro a la eventualidad de un ataque, ¿seguirán siendo válidas nuestras contraseñas o contraseñas mentales? ¿Podremos fiarnos de nuestra memoria a largo plazo? ¿Usarán estas tecnologías los ricos para afianzar su dominio cultural, o se convertirán en la primera oleada de víctimas early-adopters? Parece que este tipo de desarrollos podrían paliar alguno de nuestros sesgos, pero su propia base probablemente esté construida con otros. Sea como fuere, lo descubriremos en unos años.
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Imágenes | Johannes Plenio, Oscar Rosello, Oscar Rosello