Un estudio reciente analiza en qué regiones del mundo abundan más los nematodos.

¿En qué lugar del mundo se vive mejor? Escuchemos la opinión de los nematodos

Hay algo que todas las regiones del mundo tienen en común: la presencia de nematodos. Pequeños gusanos de tamaño milimétrico (o incluso aún más pequeños) que resultan fundamentales para nuestro planeta a nivel ecológico.

Este año se ha realizado por primera vez un censo de estos animales a nivel mundial, en el que ha participado el CSIC. Entre otros datos, revela que son más abundantes en las zonas frías que en los trópicos. Algo que puede ayudar a comprender la biogeoquímica de la tierra y mejorar las predicciones sobre el cambio climático.

El mayor poblador del planeta

Los nematodos son los animales más abundantes del planeta. En tan solo un puñado de tierra, podríamos encontrar miles de estos gusanos microscópicos. Actualmente hay unas 20.000 especies de nematodos descritas, aunque se estima que hay muchas más.

Según datos de la Universitat d’Alacant, la mayoría son bacteriófagos y se alimentan de microorganismos y materia orgánica del suelo. Otros son parásitos de plantas y animales. Algo que podría llevar a pensar que son más abundantes en zonas templadas de la tierra, con alta densidad de biomasa vegetal. Sin embargo, no es así.

El primer censo de estos animales a nivel mundial ha hecho posible el estudio ‘Soil nematode abundance and functional group composition at a global scale’, publicado en la revista Nature y dirigido por Thomas Ward Crowther, científico del Institute of Integrative Biology (Zurich, Suiza), con colaboración Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Una de sus principales conclusiones es que prefieren vivir en el extremo norte que en los Trópicos. Concretamente, en las regiones subárticas.

Los nematodos abundan más en las regiones subárticas, de clima frío.

Preferencia por la tundra

El análisis de 6.759 muestras georreferenciadas determinó que el mayor número de estos gusanos se encuentra en las regiones subárticas (38%), seguido por las templadas (24%) y las tropicales (21%). La región que acumula más densidad de estos animales es la tundra, con una media de más de 2.300 ejemplares por cada 100 gramos de suelo.

La palabra tundra procede del finlandés y significa “terreno yermo o desarbolado”. Y es que esta región, que se extiende por principalmente por el hemisferio norte, en el extremo septentrional de Rusia, ? Alaska, el norte de Canadá, el sur de Groenlandia y la costa ártica de Europa, se caracteriza por una vegetación de bajo crecimiento y la ausencia total de árboles. Su clima consta de inviernos muy fríos y largos y veranos cortos y frescos. Es en esta estación, que apenas dura dos meses, en la que se desarrolla la vegetación.

La tundra se caracteriza por una vegetación muy particular, exenta de árboles.

Tras la tundra, los biomas con más densidad de nematodos son los bosques boreales (con 2.159 individuos por cada 100 gramos de suelo) y los bosques de grandes hojas caducas (con 2.136 por cada 100 gramos). Al otro extremo se encuentran los bosques mediterráneos, las zonas antárticas y los desiertos. En estos últimos, apenas se alcanzan los 80 ejemplares por cada 100 gramos de suelo.

Esta información resulta fundamental para estudiar qué factores determinan su distribución. En primer lugar, se observa que la disponibilidad de recursos nutricionales del suelo es lo más importante. Los suelos que contienen más carbono orgánico son los que concentran la mayor cantidad de estos organismos.

La importancia del carbono

“A pesar de que los nematodos dependen de diversas fuentes de alimentación para sus demandas energéticas, su abundancia global está determinada en última instancia por la disponibilidad de materia orgánica del suelo”, explica Carmen Gutiérrez, investigadora del CSIC en el Instituto de Ciencias Agrarias y coautora del artículo. “En particular, el contenido en carbono orgánico resultó el factor más influyente, por lo que se considera que la influencia del clima en la densidad de nematodos terrestres no es directa”.

A lo que Juan Emilio Palomares-Rius, otro investigador del CSIC, añade una estimación: el total de carbono respirado por los nematodos del suelo equivale aproximadamente al 15% de las emisiones emitidas por el consumo de combustibles fósiles y alrededor del 2,2% de las emisiones de carbono emitidas por los suelos a nivel global.

¿Por qué es importante saberlo?

Tal y como señalan en el artículo publicado en Nature, estas tendencias globales y las variaciones regionales proporcionan información sobre patrones de fertilidad y funcionamiento del suelo. “Los nematodos suelen ser buenos indicadores de la calidad del suelo, ya que existen especies que ingieren bacterias alimentadas por materia orgánica en descomposición. Su papel es clave en regular las dinámicas del carbono y los nutrientes dentro y fuera del ecosistema terrestre”, indican desde el CSIC.

Además, el mapa resultante de la investigación, que muestra la distribución de estos gusanos, puede servir de base para representar los procesos ecológicos del suelo en los modelos biogeoquímicos globales. Algo que permitirá realizar predicciones de cara a escenarios climáticos actuales y futuros.

Imágenes | Unsplash/Nikola Jovanovic, CSIC, Unsplash/William VanBuskirk

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