La tecnología es la aplicación práctica de la ciencia. Mientras que esta última perdura, se consolida y madura, toda tecnología tiene un final. La tecnología es obsoleta por definición porque, pasado un tiempo, se diseña otra que funciona mejor o directamente se evita su uso por resultar irrelevante.
Ha pasado a lo largo de la historia con todo tipo de invenciones, desde la bombilla de incandescencia, que pasó por varias tecnologías antes de desembocar en el led (aún en desarrollo, ahora biológico), hasta la forma en que se ha hecho agricultura. Toda la tecnología que hoy puedes ver a tu alrededor va a desaparecer algún día.
¿Qué es el ciclo de vida de la tecnología?
El ciclo de vida de la tecnología es un modelo que representa la forma en la que una tecnología se crea, se adopta y, finalmente, se descarta en pro de otras. Normalmente, esta ruta vital se dividir en cuatro o cinco etapas, aunque la primera no suele aparecer en algunos modelos:
Etapa 0. Etapa de desarrollo
Alguien tiene una idea y trata de ponerla en marcha. Gracias al avance de la ciencia, ha descubierto una nueva forma de hacer algo. Sin embargo, esta forma está al límite de la rentabilidad, si no justo cruzando el umbral. Lo más probable es que esta tecnología tarde décadas en madurar, si es que lo hace.
Un ejemplo manido pero útil es la presencia de vehículos eléctricos a finales del siglo XIX y principios del XX. Parecía que este avance iba a reinar en movilidad. No obstante, otras innovaciones (el motor de combustión) relegaron la tecnología a una incipiente etapa de desarrollo continuo.
Otra tecnología, esta relativamente reciente, es el papel de piedra, una forma de obtener papel sin tala de árboles y, por tanto, sin romper un sumidero de carbono. De momento, sus barreras de acceso sumadas a su coste energético están frenando todo tipo de progresos en este sentido.
Etapa I. Etapa de emergencia
Es la fase del hype tecnológico. La tecnología aún no está madura del todo y se lanzan betas, pero se habla de ella sin parar. La demanda es muy alta y todo el mundo espera que pronto sea estable. Poco a poco empieza a llegar al mercado, generalmente a través de los early adopters.
Este concepto pertenece a otro modelo mental llamado ciclo de vida del producto, con el cual la tecnología tiene cierta relación. Por lo general, una misma tecnología actúa de paraguas para varios productos.
Así, actualmente el campo de la edición genética aún se encuentra en una etapa de emergencia, aunque algunas de sus derivadas, como CRISPR/Cas9, ya están en una mayoría precoz, y otras aplicaciones, como la irradiación de alimentos para lograr esas modificaciones, se encuentra en un punto de obsolescencia.
Este concepto es muy importante porque llevamos miles de años modificando los cultivos. Sin embargo, lo hacemos con adelantos y productos diferentes a medida que pasan los siglos, con una precisión y calidad creciente, desechando herramientas del pasado a medida que dejan de servirnos.
Etapa II. Etapa de crecimiento temprano
Cuando una tecnología demuestra su validez, empieza a hacerse un hueco de mercado y, aún más interesante, lo hace a costa de desplazar a otras. Por ejemplo, la tecnología de mejora de densidad energética de las baterías de ion-litio para movilidad está bastante avanzada.
Tanto como para permitir que algunos sectores abracen las motos o coches eléctricos (primeros seguidores) e incluso se plantee la posibilidad de mover barcos usando baterías eléctricas (innovadores). A medida que más personas consideran la tecnología eléctrica en su conjunto a través de la compra de estos vehículos, esta reduce su precio y permite a otros entrar en ella.
Además, también contribuye a que la propia tecnología pase de etapa en su ciclo tecnológico. Sin los early adopters de 1990 en vehículos eléctricos, actualmente estos no podrían tener autonomías de 400 o 500 kilómetros. El proceso de consolidación tecnológica se refuerza a medida que desplaza a la tecnología de motores térmicos.
Esto mismo estamos viendo en el mundo de la energía. Hace 50 años, abrir una planta térmica para generar energía eléctrica con gas natural era excepcionalmente rentable. Pero la tecnología de estas plantas ha ido envejeciendo lentamente hasta que las células fotovoltaicas, tanto por su eficiencia como por su modularidad, las han desbancado.
Actualmente a muy pocos se les ocurre invertir millones en una planta térmica cara, contaminante y con enormes dificultades de crecimiento. En su lugar, adquieren un par de hectáreas y «siembran» varias docenas de módulos fotovoltaicos con un desembolso no demasiado alto. Una vez se van obteniendo rendimientos, se van añadiendo módulos a la instalación.
Etapa III. Etapa de crecimiento tardío
Esta etapa de madurez o consolidación consiste en la popularización de cierta tecnología. Por ejemplo, actualmente el 4G se está instalando en casi todo el planeta. Mientras que el 5G aún está en la etapa anterior, la cuarta generación de telefonía está dando el salto a todos los países.
En esta etapa también se encuentra el equipamiento electrónico, como smartphones, auriculares o electrodomésticos conectados. Es una fase en la que todo el mundo conoce la tecnología, esta es fiable y asequible, y llega hasta a ser raro no usarla.
Es también el caso de la motorización de los cultivos. La agricultura es una actividad que ha vivido muchas veces el ciclo de vida de la tecnología. Lo hizo con el arado y sus respectivas mejoras, que ahora apenas se usa; también con los animales de tiro; y actualmente está llegando a todo el mundo con los tractores que, en algunos sitios, llevan décadas.
Etapa IV. Etapa de declive y saturación
Toda tecnología tiene un final. El arado lo tuvo. También la agricultura de tiro animal. Es probable que en unas décadas asistamos al declive del uso de tractores en los campos de cultivo. Antes de la agricultura se recolectaba, y esto es algo que ya saben hacer los robots.
En la actualidad la agricultura presenta todas las etapas del ciclo de vida de la tecnología. Por un lado, tiene un uso residual de arado y tiro. Por otro, presenta una saturación en la motorización. Al tiempo, varias tecnologías de modificación genética, otras tantas de cultivo en interior y algunas más de recolección robótica están despegando.
Toda la tecnología que ves a tu alrededor va a desaparecer algún día, y lo hará de forma gradual. Además, lo hará de forma solapada, estando presente tecnología en declive con tecnología innovadora. Otro ejemplo lo vemos en los CDs, que aún se usan aunque no sean necesarios, o en los teléfonos sin pantalla, que siguen presentes en el mercado.
A medida que una tecnología avanza de etapa, de la I a la II, otra pasa de la III a la IV; y, para cuando la primera salta de la II a la III, la segunda empieza a desaparecer. Lo más interesante de esto es que la tecnología tiene cada vez menos recorrido temporal, surgiendo más rápido disrupciones que eliminan en pocos años la que ahora es útil.
Disrupción y convergencia: adiós a la tecnología pasada
Un ejemplo muy interesante de tecnología incipiente en etapa 0 o I es la tecnología de microrreactores industriales. Se trata de pequeños módulos que efectúan procesos químicos que antes necesitaban de instalaciones gigantescas.
Actualmente, en lugar de tener una colosal planta química que procesa derivados del petróleo para generar etanol, usando para ello energía eléctrica derivada de la quema de otros combustibles, un equipo de investigadores del FlowPhotoChem han diseñado una batería de microrreactores que, usando energía solar concentrada y energía renovable, procesan CO2 atmosférico y agua para obtener etanol. Rápido, fiable, asequible y sostenible.
Además, se observa cierta convergencia tecnológica. La misma tecnología de microrreactor que permite generar etanol también permite sintetizar n-propanol, atrapar CO2 o verter O2 a la atmósfera atrapando carbono. Y lo mismo lo observamos en tecnología de dispositivos: ordenadores, televisores, teléfonos o altavoces inteligentes se parecen cada vez más entre sí.
Con frecuencia, la tecnología existente se ve completamente desbancada por la nueva, y es cuestión de tiempo que la segunda relegue la primera al olvido. En unas décadas no seremos capaces de entender para qué servían aquellas grandes plantas petroquímicas. Lentas, peligrosas, caras y contaminantes. Y en un par más quizá dejemos de lado las pantallas.
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