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Un humano, una IA y un robot entran en un bar (una especulación sobre el humor futuro)

El humor es un asunto complejo y maleable que no deja de cambiar con el tiempo. La tecnología es un factor clave en cómo se produce o consume. Como resultado, internet ha popularizado un gran número de fórmulas para el humor, como los memes, los gifs o los vídeos cortos, pero también el texto.

Analizaremos alguno de estos formatos y nos preguntaremos qué es el humor. ¿Por qué nos hace gracia un chiste? ¿Puede un robot reírse de forma genuina? Quizá para una máquina futura el humor negro será tratar las décadas de esclavismo que precedieron su entrada en el “club” de seres conscientes…

Humor post internet

El humor ha existido, por lo menos, desde que tenemos registros históricos. Seguro que hace 10.000 años también nos reíamos cuando alguien tenía una caída aparatosa. El primer chiste registrado de la historia se encuentra en el sur de Irak. Su contenido incluía pedos, que hoy día siguen presentes.

Si bien es cierto que la escatología actual se encuentra más en forma de GIF o tira cómica que en “texto plano”, siguen teniendo una predominancia que la lógica no parece poder explicar. Internet ha propiciado un enorme volumen de páginas web dedicadas únicamente a compartir chascarrillos poco menos que pueriles.

humor dilbert humor

Dicho esto, también se han extendido algunos muy técnicos, como los de Dilbert (arriba, algo complejo) o el webcomic XKCD. Estos últimos incluso se permiten el lujo de jugar con metachistes: chistes dentro de chistes. En el caso de abajo, XKCD ironiza sobre la tendencia hipster y sus respectivas respuestas sociales:

humor internet meta chiste xkcd

Desde el inicio de la red ha habido webs especializadas en humor gamberro y transgresor, el tipo de humor que genera nuevos formatos, como 4Chan. Esta página web, que sigue en activo, es la responsable de la mayoría de los memes que hoy consumimos haciendo scroll sin control.

Si eres usuario de internet y viviste su expansión hace unas décadas, seguramente recuerdes webs como Cuánta razón o Asco de vida. Chistes gráficos y vivencias (probablemente inventadas) con un toque de tragedia.

¿Qué hace gracia en internet?

El humor implica un gran abanico con multitud de opciones, todas personales. La mayoría de nosotros tenemos un grupo de WhatsApp en el que recatados chistes neutros se alternan con imágenes de gatitos. Humor blanco que choca con ese grupo de amigos en el que El negro del WhatsApp (sí, ese) aparece con frecuencia.

En otras palabras, hay humor para todos los gustos y en todo tipo de formatos. El canal de YouTube FailArmy (abajo) lleva años emitiendo dos días a la semana. Son vídeos de gente haciéndose daño o haciendo el bobo, sin más, y cuenta con más de 14 millones de seguidores en todo el mundo. Son referentes en “humor ruso”, no apto para todos los gustos.

En Telegram, la app de chat rival de WhatsApp, encontramos un gran número de canales dedicados íntegramente al humor, muchos con miles de seguidores o integrantes. En Twitter hay cuentas que lo único que hacen es inventar chistes, como el usuario @MiguelCaine. Suya fue la idea de hacer el siguiente recopilatorio:

En Instagram el humor ha pasado de imágenes a vídeos cortos de unos segundos, y el audio ha permitido que los instagramers y tuiteros se graben a sí mismos en formato de falsa entrevista o vídeo selfie. El fenómeno está triunfando, y todos nos hemos convertido en cómicos improvisados. Pero, ¿por qué nos reímos?

¿Por qué nos hace gracia lo que nos hace gracia?

Es probable que en algún momento hayas escuchado un chiste que no solo no te ha hecho gracia, sino que haya llegado a ofenderte. “¿Cómo es posible que alguien se ría de esto?”, piensas. Los límites del humor no están nada claros, suponiendo que existan, pero sabemos que se desplazan y liberan con el tiempo. Lo que hace unas décadas era considerado de mal gusto y transgresivo, hoy es cotidiano.

Hay gente muy inteligente buscando qué hace clic en nuestro cerebro antes de empezar a reír, y aporta luz a la pregunta “¿Puede una máquina entender el humor?”. La tecnología actual no permite máquinas conscientes siquiera en un grado bajo. Los robots y la IA más avanzada no son sino autómatas muy refinados. No piensan, ejecutan, pero quizá no siempre sea así.

A principios de 2017, las investigadoras Liane Gabora (psicóloga) y Kirsty Kitto (matemática) estudiaron el humor de forma algorítmica. En su publicación ‘Hacia una teoría cuántica del humor’ se leen frases más que interesantes. Por ejemplo, que la clave del humor se encuentra en que existan elementos ambiguos “que tenga diferentes interpretaciones posibles en distintos estados”.

El humor aparece cuando hay una doble interpretación debido a un doble significado. Nos reímos cuando nuestro cerebro colapsa al darse cuenta de que lo que alguien ha dicho o expuesto tiene un significado oculto, a menudo contradictorio. Aquí dos ejemplos.

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The Perry Bible Fellowship lleva años explotando de forma brusca esta tendencia, y es probablemente el mejor ejemplo del doble sentido y los “fallos de lógica” que tienen los chistes. Con frecuencia, PBF usa la violencia, pero rara vez es lo más relevante en sus chistes.

A menudo se argumenta que las máquinas no podrán reírse (de momento) hasta que no tengan sentido común. Así lo ha comentado en no pocas ocasiones López de Mántaras, Director del IIIA/CSIC. Sin embargo, la estructura de los chistes parte de la base de una incongruencia de sentidos. Fallos de lógica que nos arrancan una carcajada. Y los robots son buenos con la lógica.

¿Qué hará gracia a las máquinas?

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“Un humano, una IA y un robot entran en un bar”. Así podría empezar perfectamente un chiste dentro de 50 años. Quizá entonces haya robots conscientes y cíbridos por las calles. Si los hay, es más que probable que nos reiremos mutuamente de nuestros puntos comunes y diferencias.

Hoy día juntamos alemanes, italianos y españoles en un mismo chiste para remarcar cómo de diferentes son nuestras culturas. La gracia surge de compararlas. Los chistes basados en estereotipos (“Un ingeniero no ve el vaso ni medio lleno ni medio vacío, sino el doble de grande de lo necesario”) son muy socorridos, y nada indica que la inteligencia artificial vaya a cambiar eso.

Pero, ¿qué hará gracia a un robot? Los humanos nos reímos cuando otro humano se hace daño. ¿Se reirá una máquina de cómo otra sufre un fallo de programación o de cómo contrae un virus por “no usar protección”? Nosotros hacemos chascarrillos escatológicos, y quizá la papelera de reciclaje sea un pilar predominante en el humor bot.

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Asimismo, ¿dónde se colocará la barrera del humor negro? Se dice que el humor que más gracia hace es aquel que uno no puede tratar en público, y sin duda es el más conflictivo con nuestra biología. El humor negro hace uso de la sátira para reírse de situaciones tan serias que nadie las colocaría junto a la risa como el terrorismo, los asesinatos y el racismo, todo en clave de ficción.

¿Se reirá un robot consciente con chistes en los que se le llame “hojalata” o se aluda al periodo histórico en que todos fueron esclavos? ¿Se reirán las inteligencias artificiales del físico endeble de los humanos y nuestra muerte inminente? ¿Los robots de la falta de corporeidad de las IA? Va a ser un futuro interesante, y nada parece indicar que habrá menos humor.

En Lenovo | Estamos estudiando el chiste de los mil millones de robots en el mundo y aún no lo entendemos

Imágenes | iStock/Asurobson, iStock/Besjunior, iStock/Besjunior

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