Si uno persigue una jubilación tranquila, la mejor inversión es en rehabilitación energética, no en planes de pensiones. Aunque pueda parecer contraintuitivo invertir en tecnología en lugar de fondos, el Consejo para la Edificación Sostenible en España ha demostrado que es una mejor opción de cara al ahorro doméstico.
Invertir en tecnología no solo mejora la calidad de vida dentro de las viviendas, sino que fomenta ahorros continuos a décadas vista cuyo total es varias veces superior a los mejores planes de pensiones. Así es como la rehabilitación energética de tu vivienda puede simplificar tu jubilación.
¿En qué consiste rehabilitar una vivienda?
La rehabilitación energética de una vivienda consiste en la realización de diferentes cambios, reestructuraciones, reformas o añadidos orientados a la reducción del consumo energético sostenido a lo largo del tiempo.
Las actuaciones más conocidas en este sentido son la mejora del aislamiento mediante ventanas, el añadir capas a la envolvente del edificio o el sellado de puentes térmicos. Pero también se considera rehabilitación energética el hacer uso de mejores máquinas de clima (como dejar de lado el gas y usar aerotermia), la electrificación de la cocina o la adquisición de aparatos más eficientes.
Una buena rehabilitación energética incluirá, además, adquirir toldos o parasoles, instalar muros Trombe e incluso fomentar la vegetación que rodea el edificio o disminuir el tráfico privado, porque todos estos factores influyen en su comportamiento energético.
Rehabilitación energética: no es un gasto, es una inversión
Como comenta Dolores Huerta, directora general del Consejo para la Edificación Sostenible en España (GBCe), en un artículo para La Vanguardia, “rehabilitar una vivienda o un edificio para que su consumo energético sea más eficiente no es un gasto, como se suele pensar, sino una inversión”.
Cuando la rehabilitación energética está bien ejecutada, no supone un gasto porque su coste (medido en euros, pero también en dióxido de carbono, huella de agua, pérdida de biodiversidad o uso de suelo) se compensa rápidamente mediante flujos positivos. Es decir, es una inversión a futuro.
Por ejemplo, la instalación de miles de euros en ventanas supone ahorros de cientos de euros anuales. Puede que esta cuenta no resulte muy llamativa. Después de todo, ‘miles’ es más que ‘cientos’. Sin embargo, en el largo plazo el ahorro acumulado es significativo. De hecho, es más significativo que meter el mismo dinero en un plan de pensiones.
Invertir en rehabilitación: una mejor jubilación
Históricamente, los fondos de los planes de jubilación se han convertido en una herramienta ubicua y por defecto para el fin de la vida laboral.
Sin embargo, un estudio titulado La rehabilitación energética planteada como inversión, elaborado por la Fundación La Casa que Ahorra (Instituto de Tecnología de la Construcción de Cataluña) en 2016 y actualizado por Knauf Insulation Iberia en 2021, confirma los datos de GBCe: rehabilitar la vivienda es mejor opción que invertir en un plan de pensiones.
El gráfico de Knauf muestra la comparación entre el beneficio de los planes de pensiones en dos ciudades españolas -Barcelona y Madrid- con respecto al beneficio que supone el ahorro energético. No presenta ningún tipo de duda: tanto a medio plazo (17 años) como a largo plazo (30 años), invertir en rehabilitación energética da mejores resultados que hacerlo en un plan de pensiones.
Con cifras como esas es evidente el beneficio que supone el uso de tecnología para mejorar el hogar. Como se resalta en el estudio, pasar de una clasificación energética de tipo E a una de tipo B supone un ahorro anual de 800 euros a 1200 euros. Este ahorro dependerá del clima y otros factores. La pregunta es: ¿cómo rehabilitar una vivienda?
¿Cómo rehabilitar una vivienda?
Conocedores de los datos de la primera edición del informe y otros estudios relacionados, parte de los fondos europeos Next Geneation EU estarán destinados a la rehabilitación energética de las viviendas. En España, el 84.5 % de los edificios de España tienen catalogación E, F o G, lo que supone una eficiencia prácticamente nula. Así es como se puede rehabilitar la vivienda.
- Aislar fachadas. Es una de las soluciones más frecuentes y presentan ahorros de entre el 20 % y el 50 % del consumo energético.
- Cambiar máquina de clima. Dejar de lado las calderas y optar por la aerotermia ayuda a reducir un 30 % los gases emitidos. Y un 70 % la factura, especialmente si se prescinde del término fijo al instalar una cocina de inducción y un termo eléctrico para el agua.
- Iniciativas urbanas. Aunque más complejas, los vecinos pueden organizar iniciativas municipales para mejorar su entorno. La instalación de áreas verdes o la reducción de vehículos a motor ayudan a reducir el consumo energético de los inmuebles.
Cifras del 30 % o del 70 % son muy llamativas, aunque lo cierto es que no es necesario acudir a grandes desembolsos para optar a ahorros más pequeños. Aislar la fachada es costoso, pero lo es menos cambiar las ventanas. Instalar aerotermia también cuesta, y un primer paso podría ser reformar la cocina.
Uno de los puntos clave de la rehabilitación es que los ahorros se sostienen en el tiempo. Todo lo invertido hoy dará rédito mañana, y cuanto antes se ejecute la mayor parte de la obra, mejor.
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Imágenes | Adrien Olichon, Mikhail Tyrsyna, Knauf